El santo padre, papa Francisco, en Irlanda

El fin de semana pasado, el santo padre, papa Francisco, estuvo en Dublín, Irlanda, celebrando el IX Encuentro Mundial con las Familias, y escogió el tema de su encíclica “Amoris Laetitia”: “La Alegría del Amor”, sobre el amor en la familia.

El sábado habló mucho sobre el perdón. Él quiso ir a Irlanda para pedir perdón por los sacerdotes y monjas que habían hecho mucho daño a esa comunidad, con acciones poco cristianas, y por los obispos que habían callado los hechos. Pidió mucho a las familias que sean faro de luz para otras familias, con su testimonio y ejemplo de vida, que transmitan el mensaje y a esto se llama santidad. Todos somos santos y estamos llamados a la santidad: “Una sola familia en Cristo extendida por toda la tierra. La familia de los hijos de Dios, donde todos cuidan de todos, porque somos una sola familia”. Sugirió a los padres que bautizaran a sus hijos desde bien pequeños: si el niño es bautizado desde pequeño, entra en su corazón la gracia del Espíritu Santo y puede influir en ellos, y en la vida de la Iglesia.

Insistió mucho en la encíclica, porque es el evangelio de la familia, alegría para el mundo. Y es lo que debemos transmitir a todo el mundo: la vocación al amor y a la santidad, que no es algo reservado para nosotros sino para todos los demás. Muchas veces lo hacemos en silencio sin involucrar a la familia. En la familia, Jesús está siempre presente en papá, mamá, abuelo y abuela, hijos y nietos. Todos estamos llamados a encontrar la plenitud del amor a Dios en la familia y la gracia de Dios por igual de suegras y nueras. No es fácil. Y nos dijo: Una buena taza de té cuesta. Es fácil hervir el agua, pero hay que dejarla reposar antes de tomarla. El perdón es un don de Dios, errar es de humano, pero perdonar es divino.

El orgullo, el desapego, la traición, es difícil vivir con eso. Queremos hacer las paces, pero no sabemos hacerlo. Aunque es fácil, si verdaderamente queremos hacerlo: damos entonces una caricia y ya se ha hecho la paz. Hay tres palabras que debemos tener presente siempre en nuestro matrimonio: perdón, por favor y gracias. Y debemos hacerlo antes de terminar el día, no ir nunca a la cama enojados. Debemos hacer las paces antes. ¿Por qué es necesario? Porque, al día siguiente estaremos en guerra. Y se necesita una palabra, un beso, etc. No hay una familia perfecta. Sin el hábito de perdonar la familia se destruye.