¿QUIÉN ESTÁ EDUCANDO AL PUEBLO?

“Pondré mis palabras en su boca”

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Maruchi R. De ElmúdesiSanto Domingo

Mañana es el cuarto domingo del tiempo ordinario, y las lecturas tienen que ver mucho con el cumplimiento por parte de nosotros los fieles con el Señor. En la primera lectura, tomada del Deuteronomio, Moisés pide al Señor un profeta como él para que lo escucharan mejor que a él, para que obedezcan y escuchen las palabras que el Señor ponga en su boca, pero que sea sincero y diga verdaderamente lo que el Señor haya mandado decir, sin arrogancia ni que hable en nombre de dioses extranjeros. El Salmo insiste en que “escuchen hoy la voz del Señor sin endurecer el corazón. ¡Dar vítores a la roca que nos salva!”.

En la segunda lectura, San Pablo insiste en la importancia de dedicarse totalmente al Señor, por lo que considera que se debe de permanecer soltero. Los casados se dedican principalmente a atender a sus cónyuges, y dejan al Señor para después.

Y se debe estar libre de preocupaciones, para dedicarse al Señor en cuerpo y alma.

Mañana nuestro calendario litúrgico celebra la fiesta de Santo Tomás de Aquino, un teólogo y filósofo católico perteneciente a la Orden de los Predicadores (Dominicos), el principal representante de la enseñanza escolástica, uno de las mayores figuras de la teología sistemática y, a su vez, una de las fuentes más citadas de su época en metafísica. Fue muy popular por su aceptación y comentarios sobre las obras de Aristóteles, señalando por primera vez en la historia que eran compatibles con la fe católica. Es conocido como Doctor Angélico, Doctor Común y Doctor de la Humanidad, y un fiel predicador de las palabras del Señor.

Sus obras más conocidas son la “Summa Theologiae”, compendio de la doctrina católica en la cual trata 495 cuestiones divididas en artículos, y la “Summa Contra Gentiles”, compendio de apología filosófica de la fe católica, que consta de 410 capítulos agrupados en 4 libros, redactados a petición de Raimundo de Peñafort.

Fue canonizado en 1323, fue declarado Doctor de la Iglesia en 1567 por el Papa San Pio V y Santo Patrono de las Universidades y Centros de Estudios Católicos en 1880. Entonces vemos qué mejor profeta que Santo Tomás de Aquino, en cuya boca el Señor puso sus mandatos, en una época de grandes calamidades y conflictos. Pienso que deberíamos ser como este santo, en esta época que nos ha tocado vivir, cuando se necesita de “profetas” que defiendan nuestra fe, ante tantos dioses extranjeros.

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