REFLEXIÓN
Bondad con el prójimo
Lucas Mateo y Marcos narran como un maestro de la ley probando a Jesús preguntó qué hacer para conseguir la vida eterna. Jesús le dijo: ¿Qué está escrito en la Escritura? El mandamiento más importante: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente y amarás a tu prójimo como a tí mismo, mientras, Jesús le dice excelente respuesta haz eso y vivirás. El otro, que quería justificar su pregunta, replicó: ¿Y quién es mi prójimo? Jesús le contó cómo un hombre que bajaba a Jericó fue despojado por unos bandidos y golpeado hasta dejarlo medio muerto, un sacerdote lo vió tomó el otro lado y siguió. un levita lo vio tomó el otro lado y pasó de largo. Un samaritano también pasó por aquel camino y lo vio; pero este se compadeció de él, lo curó, lo montó sobre el animal, lo condujo a una posada, se encargó de cuidarlo y le dio al posadero dos monedas diciéndole: cuídalo, y si gastas más yo te lo pagaré a mi vuelta. Jesús le preguntó cual fue su prójimo? El que se mostró compasivo con él. Y Jesús le dijo: “vete y haz tú lo mismo”. ¡Qué sabia es la escritura! Vivimos hoy día a día esto mismo en nuestra sociedad, bandas y delincuentes asaltan y dañan personas sanas que solo tratan de llegar a sus trabajos o vivir una vida tranquila, y gracias a Él existen samaritanos que tienden la mano, a curar y sanar las heridas que vivimos, y estas heridas no son solo de balas o de golpes, son de la falta de amar a Dios con todo nuestro corazón, nuestra alma, y todas nuestras fuerzas. Debemos dar testimonio de amar al prójimo como a nosotros mismos. Doy gracias a Dios por conocerlo, y ser partícipe de mi vida, tocar mi corazón, sanar mis heridas, y ser ese samaritano que pagó por mí para ser cuidada y amada por Él. El Cursillo de Cristiandad, mi experiencia más maravillosa donde una hermosa comunidad ha sido apoyo en mi vida, y mis hermanas de Reunión de Grupo son las samaritanas que un día sanaron mis heridas para que hoy yo pueda alabar y dar gracias a Él por todo su amor y su bendición; seamos como ese samaritano sirviéndole para que al cambiar nosotros cambiemos la humanidad.