DOS MINUTOS
¿Con cuál personaje se identifica usted?
Jesús hace sus relatos para que, descubriéndonos, aprendamos quiénes somos nosotros. Podemos aprender del sacerdote, del dueño del hotelito...
Si Jesús hubiera sido dominicano, seguramente habría nacido en un pueblito escondido en medio de nuestra geografía y me gustaría contar el relato de hoy como supongo que Él lo habría hecho. Helo aquí: “Bajaba un hombre de Constanza a La Vega y tropezó con unos asaltantes que lo desnudaron, lo hirieron, y se fueron dejándolo medio muerto. Coincidió que bajaba por aquel camino un sacerdote, y al verlo, pasó de largo. Lo mismo un diácono, quien al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Un extranjero mal visto, que ni siquiera era cristiano, iba de camino, lo vio y se compadeció. Le echó agua, le curó sus heridas y se las vendó. Después, montándolo en su caballo, lo llevó a un hotelito en La Vega y lo cuidó. Al día siguiente le dió mil pesos al dueño del hotelito y le encargó: “Cuida de él, y lo que gastes de más te lo pagaré a la vuelta...”. Luego de este relato, preguntó al señor licenciado que lo había retado preguntándole quién era su prójimo: “¿Quién de los tres parece que se portó como prójimo del que cayó en medio de los asaltantes?” Contestó: “El que lo trató con misericordia” Y Jesús le dijo: “Ve y haz tú lo mismo” * * * * Jesús hace sus relatos para que, descubriéndonos representados con algunas de las personas que aparecen en el mismo, aprendamos quiénes somos nosotros. Por ejemplo, en este relato hay muchos personajes: el hombre casi muerto, los asaltantes, el extranjero mal visto, el sacerdote, el diácono, el dueño del hotelito... ¿Con cuál de todos estos personajes se identifica usted? Piénselo un momento a ver si se descubre a sí mismo en alguno. ¿Ya lo pensó...?Le voy a dar la respuesta, a ver si ya usted la había encontrado. Usted y yo somos el herido, maltratado por ideas mundanas, confundido sobre dónde y cómo se encuentra la felicidad, bombardeado por propagandas que tratan de convencernos con ideas contrarias a la Verdad como son las riquezas, los placeres, el orgullo, el darse importancia de ser reconocidos como poderosos, de recibir alabanzas, etc., etc., etc. y póngale por favor tres etcéteras más. Usted sabe igual que yo que lo que este mundo grita sobre lo que produce la felicidad nos confunde, nos maltrata y nos frustra. ¿Quién es en este relato el mismo Señor Jesús? Él es quien tiene misericordia de nosotros, y con todo amor nos salva y nos trata con una ternura infinita, comprendiéndonos, perdonándonos y haciéndose cargo de nosotros pagando lo que sea necesario para que seamos curados, sanos y sencillos para depender en todo de Él confiadamente y ser verdaderamente felices. Por eso dice Santa Teresa de Lisieux: “La vida del alma está en el abandono, no en la conquista” La pregunta de hoySi yo soy el herido curado, ¿acaso no estoy también llamado a ser el samaritano? Claro, ha dado usted en el clavo. Reconociendo nuestras propias debilidades, (que seguimos teniendo por santos que seamos) agradeciendo a Dios su permanente misericordia al amarnos así, hacer lo mismo con los demás, ayudando a todos los que veamos necesitados de compañía, de cariño, de aliento, de perdón... Y hacer todo esto “sin que nuestra mano izquierda sepa lo que hace nuestra derecha”. Creo que esto sería del agrado de Dios. “Ámense unos a otros como yo les he amado”. Nota: Jerusalén está a algo más de 1,100 metros de nivel de altura sobre Jericó. Igual está Constanza a 1,090 metros sobre La Vega.