DOS MINUTOS

Vida llena de sentido y paz

Avatar del Listín Diario
Luis García DubusSanto Domingo

Un hombre se acerca a un pescador y entabla con él el siguiente diálogo: - ¿Para qué pesca usted? - ¡Hombre qué pregunta! Pues para sacar peces. - ¿Para qué? - Para venderlos. - ¿Para qué? - Para comprar lo que necesito para vivir - ¿Y para qué quiere usted vivir? - Para poder pescar. Lo anterior está referido en un libro publicado por Giovanni Papini, antes de tener fe. Papini dice de sí mismo que en esa época él era “un hombre que tenía repulsión por todas las creencias reconocidas, por todas las iglesias, por todas las formas de vasallaje espiritual.” Sin embargo, aún en ese estado de vacío interior, reconocía como una triste estupidez que un hombre se dedicara a pescar, sólo para poder seguir pescando. Es como alguien cuya vida consistiera en tomar unas buenas vacaciones y alimentarse bien para poder trabajar duro, y trabajar duro para poder tomar unas buenas vacaciones y alimentarse bien. Dicho sea de paso: ¿acaso no hay muchas personas viviendo de esta manera? Eso no es vivir. A lo más será sólo sobrevivir. La última frase del evangelio de este domingo me llama la atención. Dice así: “Hemos escrito estas señales para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y con esa fe, tengan vida gracias a Él”. (Juan 20,31). ¿Qué vida es ésta a la que se refiere San Juan? Creo que la fe de mi amigo Víctor Hernández en el Señor, le dio a él esa vida. Recuerdo que un día le pregunté cuál era para él la diferencia. “Estoy viviendo una vida con sentido. Una vida que vale la pena vivir”, fue su respuesta. Una vez recibió la fe, Giovanni Papini, antiguo enemigo de Dios, escribió un libro titulado “Historia de Cristo”, en el cual declaró: “He descubierto a un Señor que me ama más de lo que yo puedo amarme a mí mismo”. La pregunta de hoy ¿Por qué es tan deseable la paz que da el Señor? ¿Qué tiene de especial? Esta pregunta también se la hice a Víctor, y me respondió: “Esa paz es mejor que todo remedio habido y por haber, porque sana todo. ¿Sana todo? Sí, sana todo, porque quita el miedo. El que recibe esa paz, ya no tiene miedo a nada, ni siquiera a la muerte. Santa Teresita de Lisieux, llama a esta paz “el tesoro por excelencia”. Con razón dijo el Señor que la Paz que él da “no es como la que da el mundo” (Juan 14, 27), sino un Don muy distinto y superior. Terminamos con un párrafo que quizás le ayude a usted tanto como me ha ayudado a mí y a otros muchos: “El Señor está cerca, no se angustien por nada; en lo que sea, presenten sus peticiones... así la paz de Dios, que supera todo razonar, custodiará su mente y sus pensamientos por medio del Mesías Jesús” (Fil. 4,4-7).

Tags relacionados