REFLEXIÓN
Jesús va más allá
Hay escenas que condensan la esencia de la Buena Noticia. El evangelio de Lucas abunda en ellas. Una de las más significativas es aquella en la que una mujer pecadora unge los pies de Jesús. El evangelista vuelve sobre su tema predilecto: la misericordia de Dios con los pecadores (Lc 7,36-8,3). La lectura se centra en el v.47. Frase densa y difícil de comprender; ilumina el hecho y la parábola del fragmento: el perdón de los pecados es efecto del amor de Dios. La manifestación del amor de la mujer es el signo de haber obtenido el perdón. Jesús va más allá cuando la mujer expresa su dolor, se deja acariciar, ungir los pies, las lágrimas vertidas y el perfume derramado son expresiones de ternura y amor reconciliado. La fe de la mujer la ha salvado y Jesús le dice: “¡Vete en paz”! No hay reproche ninguno. Jesús ve el corazón de la mujer, sabe trascender nuestras fragilidades, el amor infinito que nos tiene le hace brincar del perdón al amor. Fruto del amor es la paz y la generosidad. Aquella mujer y otras le siguieron en otras ciudades predicando la Buena Noticia del Reino de Dios. Jesús con quien mantiene el diálogo es con el fariseo; le hace caer en la cuenta de lo esencial, de cómo se recibe a un huésped, y le despierta a los signos expresados por aquella mujer etiquetada de mala vida. Jesús sigue su camino volcando su amor en Galilea; allí se le acusa de ser “amigo de pecadores” (Lc 7,34). Jesús quebranta todas las normas sociales y religiosas. A Lucas le gustan los contrastes fuertes entre sus personajes para cuestionar ciertos prejuicios. Simón era un varón piadoso y moralmente intachable. Ella, una mujer pecadora. Según la mentalidad farisea, aquella unción era claramente provocativa e indecente. Y, sin embargo, Jesús la evalúa muy positivamente, haciendo ver que la mujer le estaba ofreciendo los gestos de hospitalidad que Simón le había escatimado. De este modo anticipa el papel de otras mujeres que, con su sentido de la acogida, convertirán sus hogares en “iglesias domésticas” que servirán de plataformas misioneras a las primeras comunidades cristianas (Hech 10,11-15). Pero Jesús va más allá y, contra la opinión del fariseo (Lc 7,39) demuestra que conoce el corazón de las personas y las motivaciones de sus gestos. Las expresiones de la mujer también van más allá al sentirse perdonada. El amor ofrecido por la mujer es signo de su “fe”, es decir, de su confianza en el perdón de Dios y por ello puede retirarse en paz.