Vía de escape
Numerosas personas orientan sus esfuerzos hacia la búsqueda de cómo escapar de las circunstancias en las que viven. Siendo ésa una condición subjetiva, los resultados de las encuestas que procuran determinar su presencia son muy variables. Aun así, parece ser que una gran parte de la población no se siente a gusto con las ocupaciones que desempeñan. Es posible que consideren que su remuneraciones inferior a la que merecen, o que su labor no esté siendo debidamente reconocida, o que haya conflictos en las relaciones con compañeros o superiores, o que no les agrade el tipo de trabajo que realizan. Quizás no ven perspectivas de progreso, o que el futuro de sus actuales fuentes de ingresos luce sombrío. Y a esos motivos de inconformidad laboral se pueden sumar otras causas de insatisfacción, como pueden ser uniones amorosas fallidas y otras clases de desajustes personales, las cuales acentúan la sensación de malestar que invade a esas personas.
En cualquier caso, para ese segmento de la población es de vital importancia tener una vía de escape, o por lo menos creer que existe la posibilidad de encontrarla en el futuro. La esperanza de poder salir de la situación actual, resolver los problemas o cambiar de estilo de vida, es esencial para la estabilidad emocional del individuo, permitiéndole aceptar y sobrellevar condiciones adversas que de otro modo podrían serle inmanejables.
Una de esas vías la ofrecen las loterías en sus diferentes modalidades. Comentamos en una columna escrita anteriormente que en función de un análisis de costo y beneficio, teniendo en cuenta la noción de utilidad decreciente y las usualmente bajas – por no decir sumamente bajas - probabilidades de acertar y ganar, la participación en sorteos de lotería podría ser considerada como irracional. Y a ese veredicto algunos moralistas añaden críticas propias, afirmando que las loterías fomentan una expectativa de ganancia desvinculada del esfuerzo propio, lo que consideran como cuestionable y poco conveniente.
Pero a pesar de esas críticas, las loterías han encontrado un aliado inesperado en algunos estudios vinculados a la economía del comportamiento. Se les atribuye que al ser parte de la mencionada vía de escape contribuyen a la estabilidad social y familiar. Pero esa opinión favorable está condicionada a que el monto pagado para participar sea pequeño en relación con los ingresos de la persona, a fin de que no se conviertan en un factor de desestabilidad financiera. Se excluyen, por lo tanto, otras clases de juegos, como son las apuestas en los casinos.

