Presupuesto 2026: ¿apuesta a impulsar el desarrollo, la solidaridad y el bienestar?
El gobierno del presidente Luis Abinader envió recientemente al Congreso el proyecto de Ley de Presupuesto General del Estado para el año 2026.
Lo hizo en un entorno financiero retador, en remodelación, ya que el BanCentral comunicó su primer frenazo sobre la Tasa de Política Monetaria, informando que la Junta Monetaria la redujo en veinticinco puntos porcentuales (0.25).
Algunos la consideran una medida relacionada con el desempeño de la economía estadounidense, ya que la Reserva Federal de esa nación había —unas semanas antes— despachado una decisión similar. Otros, la relacionan con la necesidad de empezar a fomentar la accesibilidad al crédito.
El BanCentral dio muestras suficientes de la solidez de los fundamentos macroeconómicos nacionales. Sin embargo, el avance en el país del activismo político a destiempo motiva a la oposición a recurrir a la economía para demonizar al gobierno cuando, de hecho, ha salido muy bien parado de la reciente visita de los ejecutivos del Fondo Monetario Internacional (FMI), porque en ninguna palabra del informe despachado se puede leer sobre riesgos de incumplimiento de los compromisos internacionales a corto plazo.
Claro está, para satisfacer los compromisos de la Deuda pública internacional el gobierno debió recurrir a sus ahorros en moneda extranjera. Lo que la oposición calló y sobre lo que continúa haciendo silencio es que también el sector privado está endeudado con organismos financieros internacionales. No hay que ser genio para notar que la variación disruptiva de la tasa de cambio durante el pasado mes de septiembre pudo deberse a la presión y demanda incrementada que los tenedores de divisas recibieron de agentes privados necesitados de monedas convertibles para honrar sus compromisos y realizar las importaciones de fin de año.
En palabras simples: todo parece indicar un crecimiento inusitado de la demanda de divisas en los meses julio-septiembre, 2025: indicador del dinamismo de la economía.
El presupuesto oficial del 2026 sugiere una fuerte apuesta al crecimiento con desarrollo y solidaridad. Contempla un auge substancial de la inversión pública de capital que, sin embargo, se equilibra con el gasto social. En palabras llanas y políticas: Abinader —recordemos, es economista— optó por robustecer el perfil económico nacional tornándolo humanamente orientado al desarrollo. Ha sido su enfoque. El clima que fomenta podría permitir que la economía se comporte dentro de los parámetros proyectados. La gente debe saber que en su tabla “Comparativo recaudación efectiva vs estimado” la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) reportó, cerrando diciembre 2024, un cumplimiento de recaudaciones fiscales dentro del rango esperado: 101.1%, el cual continuó similar entre enero-agosto, 2025: 101.4%.
Estabilidad en un panorama internacional de guerras y el proteccionismo económico desde el mercado adoptado por la Administración Trump. Ambos crean ligeros riesgos; aunque, más que estos: nuevas oportunidades.
Quizás por ello el Presidente Abinader optó por potenciar el desarrollo infraestructural local junto a la calidad de vida de las personas. Recordemos: escuelas y obras recientemente construidas han colapsado y requerido reparaciones inexplicables y extemporáneas.
Contribuyamos a que, en la ejecución, ese enfoque Infraestructural y solidario del presupuesto 2026 persista, predomine. Que contribuya a crear más oportunidades, robusteciendo el desarrollo y el bienestar.

