Años escolares

Las recesiones y depresiones económicas no son amigas de la igualdad de género, pues en tiempos de crisis económica las mujeres pierden sus trabajos con mayor frecuencia que los hombres. Y no son propicias tampoco para la creación de condiciones que ayuden a que la desigualdad desaparezca. En base a informaciones correspondientes a 146 países, publicadas por los economistas Robert Barro de la Universidad de Harvard y J. W. Lee de la Universidad de Corea, se pudo determinar que el promedio de años de escolaridad de las mujeres en comparación con el de los hombres descendió desde el 78%, a principios del siglo pasado, al 75% en el 1930, en las garras de la Gran Depresión. A partir de entonces, sin embargo, el avance hacia la igualdad ha sido notable.

La Segunda Guerra Mundial parece haber contribuido en ese sentido. Por causa del reclutamiento obligatorio, una proporción mayor de hombres que de mujeres tuvo que suspender sus estudios, y mujeres fueron contratadas para desempeñar trabajos en la economía antes realizados por personas del sexo masculino. Abrió, por ende, oportunidades para las mujeres, y auspició el reconocimiento del valor de sus aportes a la producción de bienes y servicios.

Y esa tendencia se ha mantenido hasta el presente con pequeñas oscilaciones. En muchos países las mujeres ya superan a los hombres en prácticamente todos los niveles educativos, siendo las causas de ese cambio analizadas por economistas y especialistas en otras disciplinas. Se le atribuye, entre otras causas, al crecimiento económico global, a variaciones en los regímenes de matrimonio y propiedad, al incremento en el rol de los servicios dentro de las actividades económicas, a modificaciones en las normas sociales y al control de la natalidad.

Los economistas holandeses M. Klasing y P. Milionis añaden otra explicación. En un estudio publicado en febrero del 2020, señalaron que los adelantos en la prevención de enfermedades contagiosas han hecho más rentable invertir en la educación de las niñas. Por diversas razones, los varones desarrollan actividades que les exponen más a dolencias propias de la infancia, algunas con secuelas sobre su salud futura, y exhiben patrones más irregulares en su asistencia y desempeño escolar.

Pero a pesar de los avances logrados, en naciones subdesarrolladas es frecuente encontrar el criterio anticuado de que las mujeres tienden a ser menos estables para fines de empleo. Se mencionan a ese respecto factores como la maternidad, fluctuaciones emocionales y la noción de que ven los trabajos remunerados fuera del hogar como una fase transitoria en sus vidas, con la consecuente disminución en su inclinación por hacer carrera en sus ocupaciones actuales.