Méritos marinos

Es justo que los méritos que cada quien tiene sean reconocidos. No hacerlo equivaldría a una forma de despojo, al quitarles algo que por derecho les corresponde. Pero no sólo las personas pueden ser meritorias. También pueden serlo las actividades productivas que ellas desempeñan, llegándose a describir algunas como ocupaciones nobles.

En un estudio publicado durante la pandemia, en septiembre del 2020, tres economistas de la Universidad de Copenhague, entre ellos el chileno Pablo Zelaya, se propusieron reconocer el mérito de la riqueza marina como fuente de desarrollo, rescatándola del olvido al que consideraban que había sido relegada en la literatura económica. Expresaron a ese respecto su opinión de que la riqueza natural de los océanos fue un factor fundamental para la ubicación, consolidación y evolución de los asentamientos humanos. Eso así pues aportó a la población una base de sustentación económica que le hizo posible acumular conocimientos y experiencias respecto de la producción agrícola, permitiendo además que más adelante se llevaran a cabo procesos de tecnificación e industrialización. A fin de corregir dicho olvido, los autores del estudio elaboraron un índice de riqueza oceánica, relacionándolo con la evidencia documental histórica acerca del nivel de desarrollo alcanzado por diferentes países, pudiendo constatar una vinculación significativa entre ambos. Y eso no se aplica únicamente a épocas pasadas, dado que la vinculación persiste hasta el presente.

Pero sin duda los tiempos cambian, y con ellos los enfoques analíticos. Cuando se evalúan los puertos de mar hoy en día, la atención se dirige hacia características como su ubicación geográfica, su seguridad, sus instalaciones de carga, descarga y almacenamiento de mercancías, y su proximidad y acceso a rutas de transporte. La pesca permanece en un remoto segundo plano, lo que se debe a que su importancia en la composición del valor total de la producción de bienes y servicios ha venido declinando, superada y desplazada por otras actividades que en el pasado posibilitó desarrollar. La propia incidencia social de la pesca como ocupación independiente típica de pueblos costeros, ha sido sustituida por medios mecanizados operados por consorcios propietarios de grandes embarcaciones e instalaciones de procesamiento a grandes distancias.

Es, en cierto modo, un ejemplo de cómo ser exitoso puede eventualmente contribuir a ser reemplazado y olvidado, sea esto justo o no.