enfoque
El largo camino del investigador
Cuando alguien lee una noticia sobre un nuevo medicamento o ve que un colega ha publicado un artículo científico en una revista reconocida, rara vez imagina el esfuerzo que hay detrás. La investigación es, en la mayoría de los casos, una travesía larga, costosa y llena de desafíos que quienes no han vivido el proceso real y riguroso no logran dimensionar. En un mundo que premia los resultados rápidos, investigar requiere paciencia, convicción, curiosidad y una gran dosis de motivación.
Un buen ejemplo de esto es que, incluso antes de pensar en publicar un artículo científico, el verdadero reto es iniciar y culminar un proyecto. Diseñar un estudio, obtener aprobaciones éticas, coordinar equipos de trabajo, afrontar retrasos logísticos y, finalmente, recolectar y analizar los datos, es un proceso que puede tomar años. Por eso, no es extraño que, por agotamiento o falta de apoyo, muchos proyectos queden inconclusos.
La metodología suele ser otro desafío importante. Aunque un protocolo esté cuidadosamente diseñado, al momento de ejecutarlo surgen imprevistos: participantes que abandonan el estudio, problemas técnicos, dificultades en la recolección de datos, y ni hablar de cuando llega una pandemia como la del COVID-19 en medio de un estudio clínico.
Cada uno de estos factores puede implicar ajustes costosos y demoras que, sin una fuerte dedicación por parte del equipo investigador, pueden poner en riesgo la continuidad del proyecto.
A esto se suma un problema de percepción. Muchas veces, quienes no están involucrados en la investigación creen que los resultados surgen casi por arte de magia, o que investigar es simplemente recolectar datos. “¿Y ese artículo, para cuándo sale?” es una pregunta común que no refleja los meses o los años de trabajo y revisión detrás de cada publicación. Además de que el proceso de redacción y publicación en sí también puede ser largo y agotador.
Detrás de cada hallazgo científico hay un camino invisible. Reconocerlo es también una forma de construir una ciencia más equitativa, respetuosa y humana. Los investigadores necesitamos apoyo financiero sostenido, oportunidades para todas las áreas del conocimiento y un verdadero reconocimiento por nuestra labor. Además, es fundamental una comprensión más profunda del proceso científico por parte de los gestores, colegas y la sociedad en general. La investigación es la base del avance de nuestras universidades y sistemas de salud, pero para que esa base sea sólida, debemos mirar más allá del artículo publicado y valorar todo el esfuerzo que lo hizo posible.
Sobre la autora
La doctora Ninoska Abreu Placeres, Ph.D., es odontopediatra, especialista en cariología. Es directora del Centro de Investigación en Biomateriales y Odontología (CIBO-UNIBE) y miembro de la Carrera Nacional de Investigadores en Ciencia, Tecnología e Innovación.