Enfoque
Medvedev y la narrativa del cinismo
En una reciente declaración cargada de cinismo y ausencia de rigor, el ex presidente ruso Dmitri Medvedev se pronunció sobre los ataques selectivos de Estados Unidos contra objetivos militares en Irán.
Sus palabras, lejos de ofrecer un análisis ecuánime, evidencian una postura propagandística que busca deslegitimar la acción occidental, mientras absuelve sin reservas a un régimen con largo historial de represión y desestabilización regional.
Medvedev afirma que la infraestructura nuclear iraní permanece intacta, sugiriendo un "fracaso" estadounidense. ¿Qué evidencias muestra de tal afirmación?
Lo que hace es omitir que los ataques fueron de carácter quirúrgico y disuasivos, diseñados para enviar un mensaje estratégico sin escalar a una guerra total. El objetivo no era la destrucción masiva, sino la contención.
Aún más grave es su insinuación de que "varios países están listos para suministrar directamente a Irán sus propios arsenales nucleares". Esta aseveración, además de irresponsable, carece de evidencia y viola flagrantemente los principios del Tratado de No Proliferación Nuclear.
Decir que esto está "en camino" es una manipulación deliberada que desdeña la amenaza que representa un Irán nuclearizado.
Sobre Israel, Medvedev afirma que "está bajo ataque y en pánico". Si bien existe tensión, Israel mantiene su capacidad de defensa y la mayor parte de los ataques han sido interceptados. No hay indicios de pánico generalizado.
La afirmación busca dramatizar la situación para retratar a EE.UU. e Israel como actores desbordados.
En cuanto al supuesto fortalecimiento del régimen iraní, la historia reciente muestra lo contrario: protestas, descontento civil y represión han sido una constante.
Atribuirle a Donald Trump el inicio de una "nueva guerra" también es falaz.
La acción militar no ha sido una declaración de guerra, sino una operación táctica y contenida.
Es irónico que Medvedev, exfuncionario de un régimen que invadió Ucrania, hable de conflicto bélico. Es decir, omite que Rusia también ejecuta operaciones militares en el extranjero sin autorización internacional, como en Ucrania y Siria.
Los ataques de EE.UU. no representan necesariamente un conflicto bélico sostenido ni implican un compromiso terrestre inmediato. Son acciones calibradas de disuasión estratégica, no invasión.
Las afirmaciones de Dmitri Medvedev son una mezcla de alarmismo y distorsión. No se sostienen ni en la evidencia, ni en la lógica estratégica.
Su intención es clara: socavar la credibilidad de Estados Unidos e Israel mientras proyecta una narrativa de victoria iraní que no se corresponde con la realidad.
En un mundo donde la verdad está siendo constantemente bombardeada por la desinformación, es fundamental desenmascarar declaraciones como estas, que más que describir hechos, los manipulan con fines ideológicos.
El ataque estadounidense (puntual y quirúrgico) no busca iniciar una guerra, sino frenar una carrera nuclear clandestina y contener la amenaza de un régimen que ha jurado borrar a Israel y a los 'infieles' occidentales del mapa.
La paz duradera no se construye ignorando las amenazas, sino enfrentándolas con claridad moral y firmeza estratégica. Y en ese terreno, Occidente no puede —ni debe— pedir permiso a quienes han jurado su destrucción, que han hecho de la tiranía su bandera y del caos su pretexto diplomático.
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