El circo llegó y arrasó con la ciudad
El circo llegó a la ciudad, pero los verdaderos animales no estaban en la carpa, sino entre quienes destruyeron el entorno urbano sin pensar en las consecuencias.
Instalado a pocos metros de distancia de la Feria Ganadera, así como a otros parqueos públicos –y gratuitos– que ofrece en Malecón de Santo Domingo, el circo parecía que tenía el tema de los parqueos solucionado, algo que para otros centros de diversión es casi misión imposible. Pero bastó un simple letrero —y la complicidad de las autoridades— para que un grupo de insensatos invadiera una zona verde con sus vehículos, arrasando con un espacio que luego quedará así.
A los pocos días de instalarse la carpa, a unos pocos metros de esta, sobre el área verde de la que hablo, colocaron un letrero con el mensaje “parqueos” clavado aparentemente sin autorización. Allí, policías, agentes de la Digesett y hasta personal de la Alcaldía del Distrito Nacional estacionaban sus vehículos junto con el resto de personas que optaron arrasar un espacio verde.
Una semana más tarde, aparentemente viendo el daño que había hecho, al letrero le sacaron la calcomanía que traía consigo el nombre del circo y la señal de parqueos. Sin embargo, ante la costumbre y la permisividad de las autoridades, las personas han seguido destruyendo este espacio público que, una vez se vaya el circo, quedará desolado ante la ignorancia de quienes supuestamente deben mantener el orden la ciudad.
Lo más grave no es solo la destrucción del césped, sino el mensaje que se transmite: que el espacio público puede ser invadido si hay un espectáculo cerca y suficientes miradas que decidan no ver. Pero qué más da… el show debe continuar, ¿no?