Desde mi pluma
Prohibido olvidar
A un mes de la tragedia del Jet Set, no quisiera que olvidáramos los rostros de quienes se marcharon a destiempo. Esta ha sido la peor tragedia que ha sacudido a nuestro país en los últimos tiempos. No puede, no debe, pasar por encima de nosotros sin dejarnos una huella, una transformación, un cambio profundo.
No basta con lavar las culpas. No podemos conformarnos con el silencio ni defender lo indefendible. Duele, increíblemente duele, que a la fecha no haya acciones concretas ni personas detenidas. Sí, entendemos que todo conlleva un proceso, pero… ¿Cómo se le pide paciencia a quienes lo han perdido todo?
¿Cómo se le pide calma a los niños que hoy duermen sin sus padres? ¿A los padres que enterraron a sus hijos? ¿A quienes aún no logran conciliar el sueño tras esa fatídica madrugada? ¿Al pueblo que quedó consternado, que ahora mira con miedo cada techo, temiendo que también se le venga encima?
No olvidemos el dolor que nos unió. La empatía que aún nos toma de la mano. El valor y el don de servicio de nuestros héroes rescatistas. La solidaridad de un pueblo que se abrazó en medio del caos.
No dejemos que vuelva a suceder. El sentimiento de dolor trasciende cualquier palabra escrita, pero insisto: no olvidemos, por favor. Porque el tiempo pasará, sí. Hoy es un mes, mañana será un año. Pero lo que no pasará será el vacío, la duda, la desesperanza, ese deseo profundo de borrar todo eso que duele.
La vida continuará. Pero sin justicia, no habrá consuelo. Confiamos, porque necesitamos hacerlo, en que llegará. Sabrá Dios qué pase si no. Pero por ahora, queremos confiar.