RD en la guerra arancelaria de Trump

Finalmente, la tarde del 2 de abril, el Presidente Donald Trump concretó su amenaza de una guerra arancelaria mundial con aranceles que parten del 10%, a los beneficiarios de su amistad, entre ellos RD y, van escalando, el 20% para la Unión Europea y más altos para Asia, tanto para su archirrival, China, como para aliados como Japón y Corea del Sur. Casi todos los afectados han rechazado la medida, algunos como Australia y Reino Unido, no responderán, pero los bloque de Europa y Asia, si lo harán y eso cambiará el futuro.

El presidente Donald Trump habla con la prensa antes de firmar una orden ejecutiva en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington, el lunes 31 de marzo de 2025.

El presidente Donald Trump AP

Si bien el primer resultado será aumentos de precios en Estados Unidos, tanto por los aranceles al comercio exterior como por el incremento en los costos de producción internos – como sucede con los autos -, ese efecto será el de menor importancia; el golpe duro es la posibilidad seria de recesión o cuando menos de una fuerte desaceleración en USA con efectos nocivos sobre los mercados y la economía mundial.

El Presidente Trump, capitán de la primera economía con una sola medida nos devolvió, porque lo considera mejor para su país, al mundo proteccionista del siglo XIX con un arancel promedio del 22% superior al de entonces, situación que provocó los peores cracks de la historia moderna dando paso a dos guerras mundiales, desastre del que emergió Estados Unidos como líder del mundo democrático, multilateral y de reglas de derecho que ayer fue dinamitado en sus cimientos, incluida, particularmente la Organización Mundial del Comercio (OMC) que patrocinó: Todo en procura de “volver rica a una América” que hace dos meses tenía un robusto PIB, una inflación baja y pleno empleo, con lo que las deportaciones carecían de sentido.

Europa -el mayor aliado que en el conjunto de los 27, sin Inglaterra- constituye el mayor mercado del planeta y, ha indicado que dispondrá medidas de represalia, en Asia, los aliados -Japón y Corea del sur- hace dos días se reunieron con el enemigo, China, para enfrentar las medidas: Algo impensable hace dos meses. África también ha sido castigada, en particular Sudáfrica, empero ese continente ya es parte del patrimonio político y económico de China.

El TLC de Norteamérica, aparentemente no ha sido afectado por las medidas del martes, debido esencialmente a que por otros “motivos” ya se dictaron medidas en el acero, el aluminio y los autos con duras represalias desde Canadá; México no parece que vaya a dictar ninguna y, en el resto del continente las medidas han sido laxas y la capacidad de respuesta es baja, excepto Brasil; se aduce que no se dispusieron aranceles en contra de Rusia, Cuba y Corea del Norte, pero eso se debe a que ya hay embargos vigentes.

Estados Unidos además del peso de su mercado de bienes y servicios, ejerce un liderazgo notable en los mercados bursátiles y bancarios mundiales que desde hace varias semanas vienen reculando y, se encuentran en pánico: Eso tiene efectos generales muy negativos sobre todas las economías que auguran un mal año para todos y eventualmente afectarán al dólar como moneda internacional de reserva y de intercambio.

El Presidente Trump declara que amigos y enemigos han abusado de USA y detalla cantidades enormes -no muy justificadas- de las pérdidas acumuladas, entre las que suma subsidios, déficits comerciales, ayudas e inversión en seguridad; pero una vez ajustada a la realidad esa partida solo representa el coste de ser líder del mundo y fue la que le permitió vencer a la URSS y convertirse en eje del planeta; ahora no desea ese papel y quiere recobrar lo invertido, dejando el campo a otro liderazgo.

El Arancel como único instrumento de presión para negociación política, además de causar un serio daño al mundo, trayendo pobreza y marginalidad – incluido en USA – puede forzar como en el pasado un reordenamiento drástico mundial sobre la base de bloques imperiales, sin normativas legales ni instrumentos de control y de consecuencias muy contrario a lo que fueron los valores norteamericanos de justicia y equidad y, aunque parezca paradójico, muy favorable a China dejando al líder del mundo libre sin aliados a mediano plazo, escenario en que puede perder la pelea que ha iniciado solo.

Es obvio que la guerra comercial iniciada lleva aparejada -forzosamente- un reordenamiento político; Trump prefiere a Putin ante Europa y esta se acerca a China que no amenaza su seguridad, en Asia los nipones y coreanos, ancestrales enemigos de Beijing, se ven obligados a asociarse y, puede que pronto, lo que ocurre en Ucrania, el gigante asiático lo replique en Taiwán a quien también ha castigado Trump.

El mundo actual que de simple no tiene nada también enfrenta a USA en oriente – con sus aliados divididos -, especialmente en Irán que cuenta con el apoyo de China y Rusia y, no parece que tenga un final cercano y menos feliz la guerra en Gaza, en donde USA pierde simpatías en Egipto y Jordania y los aranceles alcanzan a Israel, que tiene desde 1989 un tratado de libre comercio con USA. Nadie se ha salvado, aunque pocos puedan gritar o protestar.

Estamos viendo la gravedad de los aranceles y hemos dejado de ver que Naciones Unidas es una entidad moribunda pues su “creador”, Estados Unidos, se retiró de Consejo de Derechos Humanos, de la Organización Mundial de la Salud, sanciona jueces de la corte Penal Internacional y ha dejado sin objeto a la OMS cuyo financiamiento, para que no haya dudas, suspendió.

En el mar embravecido de los intereses globales de las potencias República Dominicana puede hacer muy poco excepto ir adecuando sus intereses nacionales a ese mundo cambiante en que los aranceles del 10% no son particularmente nocivos por su aplicación casi general a nuestros competidores regionales, socios en el TLC con USA, que los precios subirán ¡claro! Pero los de los demás también; el problema es si los estadounidenses – afectados por los aranceles – pueden comprar nuestros productos o si México conserva alguna ventaja sobre nosotros en algunos productos como el aguacate. Nuestras exportaciones metálicas, en particular el oro, no parece que vayan a confrontar problemas, sobre todo con un precio récord de USD$ 3,132.90 la onza: Negociaciones diplomáticas prudentes pueden mejorar la posición de algunos de nuestros productos afectados.

El problema mayor de nuestra economía es que esta crisis y sus efectos nos encuentran endeudados por USD$ 73 mil millones lo que nos obliga a destinar un 20% de los ingresos al pago del servicio de la deuda y, nuestras reservas netas disponibles – USD$ 12,613 millones -tocan su punto más bajo desde el 2022 dependientes, en extremo, del turismo que puede ver afectado su ritmo de crecimiento, de las remesas que vienen de países que van a entrar en crisis económica y de una inversión que se ralentizará por el panorama de incertidumbre general ante una devaluación que ha llevado el peso a RD$ 63.15 y las autoridades proyectan a RD$ 70.15 al término del mandato. Vamos a pagar los errores del endeudamiento excesivo en el peor momento.