Villas Agrícolas se asfixia
El sector de Villas Agrícolas, un vibrante enclave de 45 mil habitantes en el corazón del Distrito Nacional, clama por auxilio.
Sus calles, convertidas en depósitos de aguas fétidas y montañas de basura, sus aceras tomadas por talleres y comercios informales, y sus esquinas transformadas en vertederos improvisados, son el reflejo de un abandono prolongado por parte de las autoridades municipales y del gobierno central.
Los residentes, cansados de esperar soluciones, se ven obligados a caminar por calles inundadas y transitadas, arriesgando sus vidas ante la imposibilidad de usar las aceras.
Personas con discapacidades enfrentan aún mayores dificultades, mientras que el mal olor y los gases tóxicos de la basura acumulada amenazan la salud de la comunidad.
El problema no es nuevo. Lleva décadas.
A pesar de los esfuerzos de organizaciones comunitarias, clausurando por su propia cuenta vertederos improvisados y fomentando programas de educación ciudadana, la falta de recursos y voluntad política mantiene al sector sumido en el caos.
La solicitud de un camión recolector a la Embajada de Japón, hecha hace un año, sigue sin respuesta, mientras el único vehículo disponible resulta insuficiente.
La Avenida Duarte, emblemática zona comercial, se ha convertido en un caos vehicular, y las lluvias desnudan la cruda realidad: Inundaciones que arrastran basura y ratas, haciendo intransitables calles como San Juan de la Maguana o Nicolás de Ovando.
Villas Agrícolas no merece seguir esperando.
Urge una intervención integral que incluya limpieza constante, mantenimiento de alcantarillados, regulación de comercios y talleres, y sobre todo, un compromiso real de las autoridades.
La dignidad de sus habitantes y el desarrollo de la ciudad exigen acciones inmediatas.
El tiempo de ignorar su grito de auxilio se acabó.