Donald Trump: seguridad nacional, economía y geopolítica
Los ecosistemas políticos y mediáticos globales han ingresado a ese tipo de vórtice híper electrizado designado coyuntura. Lo fortalecen las acciones, discursos y conversaciones con los cuales el presidente estadounidense Donald Trump inicia su mandato, causando arremolinadas tempestades. Como efecto inmediato revuelve aguas en todo estanque: interno, geopolítico, regional y global.
Bajo la consigna “Hacer a América grande otra vez”, el inquilino de la Casa Blanca remoza aquel slogan de Ronald Reagan de 1980: Let´s America Great Again, línea-fuerza de una política interna-externa orientada por y hacia los intereses propios: razón de Estado, fortalecimiento del rol estadounidense dominante a nivel global, resultados que sólo economías pujantes podrían propiciar.
Según especialistas, Estados Unidos (EE.UU) está rompiendo viejas alianzas y tejiendo nuevas, argumentando irracionalidad en políticas marginadas de los intereses nacionales y lo ético, como el presidente Trump ratificó anteayer ante el Congreso de su nación.
Sus embestidas numerosas constituyen directrices ejecutivas directas al funcionariado para que observe y actúe sujeto a y priorizando cumplir la institucionalidad jurídica y normativa. Estaría ordenando superar lo que considera su licuación y deformación actuales en lo migratorio, financiero y misional, imponiendo una súper vigilancia sobre los actos públicos y la gestión.
El adalid de esta iniciativa, el señor Elon Reeve Musk, de origen sudafricano, presentó al mandatario rápidos resultados, posibles de compilar desde las IAs aplicadas a los datos innúmeros del sistema público. Así, el presidente sabe, rápido, y presenta —como anoche hizo— bajo un haz beckettiano, asignaciones financieras a tareas consideradas —desde un juicio común proclamado rector ético— ridículas y corruptas.
Los presidentes que procuran altos niveles de gobernanza propician polémicas con antecesores gobernantes, orientadas a la autovalidación. En concreto: el presidente parecería no consentir que otros esperen de EE.UU. resultados y acciones divorciados de las conveniencias predefinidas en su plan maestro.
Lo suyo partiría de un axioma: su mercado tiene un precio y será accesible por quienes le garanticen relaciones económicas recíprocas. Lo proclamó después de reiterarlo: “Evitaré que continúen abusando de EE.UU.”, repitió, valorando ese mercado suyo ambicionado desde Bonao a la Conchinchina.
Lo despachó de forma altisonante: rechazando la adhesión no rentable y las unilaterales pretensiones ucranianas; rediseñando la geopolítica desde los negocios; compartiendo intereses con Rusia, comprometiéndola a intermediar a su favor en el diálogo con Irán; bajando las tensiones en Medio Oriente…
En lo económico, invitó a empresas líderes, radicadas en otras economías: vengan y les concederemos exenciones; si no, pagarán altos impuestos.
Trump está enfocado en recuperar exportaciones. Según el US Boureau of Economic Analisys, el déficit interanual 2023-2024 de la cartera comercial estadounidense fue US$98.4 mil millones (-24.7%), pese a exportaciones de +US$119,800 millones (+3.9%). Entonces EE.UU. importó +3.5% que lo exportado (-2.6%). Y entretanto China exportaba 14.58% del comercio global, EEUU alcanzó 8.31% (-6.27%); China importó 8.75% del comercio mundial; EEUU, 13.53% (+4.78%). Del crecer +25.99% y +26.87% en dic., 2022, la cartera de bienes y servicios de EE.UU. pasó a +6.8% y +2.14% en 2024, respectivamente.
Bajo lo espectacular, Trump coloca a EE.UU en modo recuperación y competencia; buscando armonizar sus indicadores de desempeño bajo lupas coordinadas y rentables: economía, seguridad y geopolítica.