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Qué caros son “Los tres patitos”

En la República Dominicana, el Congreso Nacional cuenta con 222 legisladores: 190 diputados y 32 senadores. Este número, que en la narracion de juegos como el béisbol se conoce como “los tres patitos,” nos resulta a los dominicanos un lujo que pagamos caro.

No es solo una cuestión de números, sino de un sistema que otorga privilegios desmedidos en un país con necesidades urgentes y recursos limitados.

“Los tres patitos” no solo cuestan altos salarios. A eso se suman beneficios como fondos de asistencia social (barrilitos y cofrecitos), pensiones privilegiadas , seguros internacionales, dietas, pasaporte oficial, asignación de armas de fuego y, por supuesto, las controversiales exoneraciones de vehículos.

Estas últimas permiten a cada legislador importar dos vehículos cada dos años, sin límite de valor ni características, una práctica que, lejos de responder a necesidades reales, ha degenerado en un mercado paralelo de ventas de exoneraciones.

Así, vehículos de lujo como Ferraris, Lamborghini, Porsche e incluso Rolls Royce, ingresan al país bajo esta figura, con un enorme costo fiscal para el Estado.

El problema no radica solo en el privilegio, sino en su desproporción. En un país donde las necesidades básicas de gran parte de la población están insatisfechas, los legisladores acumulan beneficios que no reflejan la realidad económica nacional.

Recientemente, propuestas como la del senador Alexis Victoria Yeb, que busca aumentar las exoneraciones a 200,000 dólares, o la del senador Félix Bautista, que sugiere que el Estado compre directamente los vehículos para uso de los legisladores, estos senadores multimillonarios como evidencian sus declaraciones juradas no necesitan esas facilidades, y lo que han hecho es encender aún más la indignación de la población.

Si ajustamos estas exoneraciones basándonos en las declaraciones juradas de los legisladores y limitándolas a vehículos funcionales, y eliminamos la venta de estas facilidades, podríamos empezar a equilibrar la balanza.

Los legisladores deben enfocarse en legislar y fiscalizar, no en mantener lujos a costa del pueblo.

“Los tres patitos” nos salen demasiado caros. Es momento de que las reglas cambien y el privilegio desmedido dé paso a la transparencia, la equidad y la responsabilidad fiscal que el país necesita y reclama.