En la diana

Cadena de valor público y reforma fiscal

Primer Tiro

Toda reforma fiscal exitosa tiene como condición necesaria la demostración de que la mayor cantidad de recursos a ser aportados por los contribuyentes se utilizaran de la mejor manera posible. Para demostrarlo, es imprescindible diseñar reformas del gasto público que necesariamente tienen que partir de que dichos recursos se utilizan en actividades que generan producción publica, la que produce efectos de corto plazo que satisfacen necesidades actuales de la población, los que a su vez generan impactos de largo plazo que aumentan el bienestar de las personas. En esa cadena de valor público, el Gobierno puede incidir de forma directa solamente hasta la transformación de los insumos en producción publica, a través de las actividades que lleva a cabo. Por eso, antes de determinar la cantidad total de recursos que requiere, en la primera etapa del proceso del diseño y aplicación del programa de reformas, el Gobierno debe identificar y definir las condiciones de la maximización de la eficiencia y eficacia del gasto público primario, lo cual determina la cantidad de insumos requeridos por unidad de producto deseado, lo que se transforma en presupuesto.

Segundo Tiro

En la segunda etapa del proceso se debe estimar la cantidad de bienes y servicios públicos que, bajo condiciones óptimas, es necesario producir para generar los efectos e impactos esperados en el bienestar de la población, lo que determina el volumen de actividades necesarias, lo que a su vez determina la cantidad de recursos requeridos, los que comparados con la disponibilidad en las condiciones actuales, determina el objetivo de aumento de ingresos que debe alcanzar el componente de la reforma tributaria. Pero dado los efectos e impactos necesarios, deseados o esperados, así como la cantidad de la población a ser atendida, el monto de recursos adicionales requeridos depende exclusivamente de la relación entre su cantidad y la de los productos de bienes y servicios públicos a ser obtenidos, y he ahí donde subyace la esencia de las reformas necesarias para aumentar la eficacia del gasto público, pues la relación insumo/producto depende fundamentalmente de la eficiencia con que se lleven a cabo las actividades que generan producción pública.

Tercer Tiro

Las reformas para aumentar la eficiencia del gasto público pueden ser más complejas que las requeridas para aumentar los ingresos tributarios, con la diferencia que las primeras no tendrán las oposiciones sociales y políticas que tendrían las segundas. Para entenderlo, solamente hay que tomar en cuenta que las oportunidades de mejora del efecto y el impacto del gasto primario en educación y salud son muy significativas, pues la relación entre los insumos usados en esos sectores y los años de escolaridad y de vida esperada puede aumentar mediante cambios en las actividades básicas en las unidades productivas que representan los centros educativos y los hospitales públicos. El impacto de la asignación de recursos a estas y otras actividades de producción de bienes y servicios públicos puede aumentarse mediante la revisión y actualización de los programas presupuestarios, aumentando su vinculación con el efecto producido a corto plazo, mientras que el impacto del componente inversión pública podría mejorar diseñando criterios de decisión en base al costo/efectividad de la misma. Pero hay que dejar claro que estos resultados solo son posibles si las reformas también encadenan los déficits eléctricos y cuasi fiscales. 

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