El plátano: relicario de antimateria, según experimento suizo, ¡waoo!
Las ciencias avanzan desbrozando las oscuridades que en los intersticios ignotos de los espacios siderales y sub atómicos establecen su presencia y afirman su dominio, pretendiendo eternizar su condición arcana.
Lo más improbable que los habitantes de los Trópicos podían considerar posible ocurre a diario y en todas las esferas, tocando realidades subestimadas en su significación y riqueza hasta gestarlas de luz y nuevos saberes.
El turno de ingresar a la escena de los elementos importantes para las ciencias y la física ha tocado al plátano.
¿Al plátano? ¿Y cómo?
Resulta que este fruto musáceo, según un estudio publicado el pasado 27 de septiembre del corriente año 2023 en la revista “Nature” y reseñado por la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (nfs.org), una “agencia federal independiente que apoya la ciencia y la ingeniería en los 50 estados y territorios” de esa nación, ha venido a ser considerado uno de los poquísimos elementos del universo —no sólo del planeta— que contienen anti materia, una escasa y real gemela de la materia normal que, a diferencia de esta, posee propiedades opuestas a ella, dependiendo del tipo particular de sus partículas integrantes.
En el mismo, A. Christensen y más de medio centenar de científicos colabores, auspiciados por más de veinte Estados, responden, en un esfuerzo colaborativo internacional adjunto al Aparato de Física Láser Antihidrógeno de la Organización Europea para la Investigación Nuclear de Suiza, la pregunta de cómo se comportan la materia y la antimateria entre sí y ante la fuerza gravitacional.
La teoría de la relatividad de Einstein predice que la antimateria se comportaría igual que la materia en tanto mediciones indirectas daban cuenta de tal conducta. Mediante el referido ensayo se realizó la primera observación directa de ello, permitiendo descartar “que el antihidrógeno se mueva hacia arriba y no hacia abajo en un campo gravitacional,
Según ellos, la antimateria, en vez de protones contiene antiprotones (con carga negativa) y en vez de electrones, antielectrones, “también conocidos como positrones” que en vez de negativos son positivos. Su mayor particularidad o evidencia de cargas contrarias a la materia se evidencia en uno de sus comportamientos distintivos y estelares: al tocar la materia, la antimateria explota, en un proceso que los científicos llaman “aniquilación”, donde la masa de ambas se transforma completamente en energía, generando una reacción tan potente que la palabra explosión “no le hace justicia”, afirman, para agregar que “Para una masa dada, estas aniquilaciones son la forma más densa de liberación de energía que conocemos”.
Según Jason Stoughton del NSF, el experimento se realiza en un edificio denominado “Fábrica de antimateria”, en las afueras de Ginebra. Allí se crea antihidrógeno desde cero, “combinando antiprotones y positrones en un proceso laberíntico” que son enfriados hasta casi la temperatura ambiente para formar plasma, el cuarto estado de la materia —y el más caliente—, además del sólido, líquido y el gaseoso.
Agrega que el experimento consiste en dirigir estos plasmas de antiprotones y positrones a una cámara vertical llamada ALPHA-g, para someterlos a gravedad, mediante una trampa. Luego de intensas manipulaciones y repeticiones pudieron comprobar que “cuando los campos magnéticos debilitados se equilibraron con precisión en la parte superior e inferior (de la trampa), alrededor del 80% de los átomos de antihidrógeno se aniquilaban debajo” de la ella, “un resultado consistente con cómo se comportaría una nube de hidrógeno regular en las mismas condiciones”. Concluyeron, pues, afirmando que “La gravedad hacía el antihidrógeno cayera”.
El experimento resulta particular dado que, afirman, “no hay gente de antimateria caminando y aniquilando en explosiones colosales”. Más aún, no se ve “mucha antimateria en ningún lugar del universo”, aunque sí en algunas —para nosotros sorprendentes —fuentes muy modestas de antimateria como los positrones naturales emitidos por el potasio, incluso dentro de los plátanos. Lo cual va “contra las leyes físicas que predicen que la antimateria debería existir en aproximadamente la misma medida que la materia normal”. Esta escasez es un enigma para las ciencias, y la denominan bariogénesis, teoría amparada en argumentos ya poco plausibles.
Hay antimateria, entonces, en muy escasos ámbitos del universo, aunque en el plátano sí: en los positrones naturales emitidos por el potasio. Y en vez de ser repelida, es atraída por la fuerza gravitacional.
¿Al encontrarse con el hidrógeno, el antihidrógeno explotará, en una formidable aniquilación?
¿O la antimateria contenida en el potasio de los plátanos servirá de algo para mejorar la salud?
Ese es el rol de las ciencias: responder preguntas para generar otras.