La política es la materia prima de la sociedad. Influye de tal manera en las proyecciones cercanas y futuras de una nación que permea toda la esfera de nuestro diario vivir.
Sin embargo, existe un factor dentro del funcionamiento de los países más importante que el renglón político y es la juventud.
Esa transformación constante de nuevos pensares, la representación única del desarrollo y evolución de las civilizaciones es responsabilidad de todos los jóvenes.
En el caso de nuestro país, durante el paso de la historia, la juventud siempre ha estado presente en los momentos en que suceden problemas sociales, enfrentado a toda costa cualquier individuo que intente amenazar el bienestar común.
Todos los personajes importantes del país comenzaron a realizar sus aportes en la etapa universitaria. Un gran ejemplo de esto fue el malogrado periodista Orlando Martínez, quien por medio de sus directos escritos, luchó en contra de la represión e injusticia ejercida durante la época de los 12 años del gobierno de Balaguer que maltrataban los sueños de todo aquel ser vivo que no contara con el agrado del régimen.
Regresando al contexto actual sociopolítico, ya es preocupante como en los temas principales de la juventud no está contemplado los problemas que asedian a nuestro país.
Aunque no todo es culpa de la política, sino que también gran parte se debe a que las familias no continúan inculcando ese indispensable sentimiento de dolor por nuestra patria, los jóvenes han decidido apartarse de las grandes carencias.
Ya no vemos cómo las federaciones juveniles se aglomeran en las principales vías para manifestar su postura sobre los temas sociales.
Los representantes de clubes, comités y organizaciones juveniles deben utilizar las universidades y los espacios educativos para tomar participación en las falencias sociales. Asúmanlo. ¡Vayamos de vuelta en el tiempo!