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COLABORACIÓN

Razón abierta

El 27 de febrero 2023, en su tercer discurso de rendición de cuentas, clasificado como el más largo en los últimos 22 años, nuestro jefe de Estado Luis Abinader Corona, se refiere en seis puntos al tema migratorio haitiano, y hace un alto llamado a “un gran Pacto de Nación”, manifestando que la República Dominicana en todo lo relacionado con Haití y sus crisis, debe tener una posición unificada o del más amplio consenso.Valientes propuestas en fechas patriotas que conmemora nuestra independencia en medio de una ola de ánimos caldeados. Ni bien ha logrado llegar el diseño del proyecto Ley de Trata al Senado, ha provocado una gran polémica sociopolítica y, así mismo, con mayor intensidad, numerosas y encontradas interpretaciones jurídicas. Dicho contenido no resulta fácil establecer una separación nítida en ninguna disposición de carácter jurídico y, por lo tanto, carece de sentido formular apreciaciones en el ordenamiento constitucional.

Sin embargo, el Pacto de Nación, es un proceso de articulación que permita adecuar nuestro marco de autogobierno, a los deseos mayoritarios de nuestro elenco político-social-ciudadano, utilizando los instrumentos y las potencialidades en el citado proyecto, anunciando así, formalmente la apertura de un proceso que desembocaría en la elaboración negociada con el Estado y culminaría con su ratificación en referéndum.

Una convivencia con nuestra colapsada hermana nación Haití es inevitable e inmediatamente nos obliga a algunas reflexiones desde la perspectiva jurídico-constitucional. Llevamos décadas metidos con la cabeza en un pozo buscándole solución al tema fronterizo y migratorio, tema que suele destacarse más en tiempos preelectorales, una vieja y segura estrategia aplicada por activistas y opositores políticos, para congraciarse con la simpatía de los votantes. El llamado de nuestro mandatario Luis Abinader, subraya la importancia del compromiso en avanzar en este diálogo, de no caer en una postura anacrónica. Ciertamente no es viable seguir atribuyendo a una intangibilidad sobre la propia ambigüedad del texto constitucional.

Mis reflexiones se centran en las de cada dominicano, debemos pasar de la teoría a la práctica, tomar una postura respetuosa de historicidad y legitimidad, adecuada a la Constitución. No es sólo una obligación sociopolítica, sino una obligación jurídica de naturaleza constitucional.

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