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El dedo en el gatillo: Columna invitada

Los autores y el comprobante fiscal

Lecturas de Domingo reproduce este reportaje-entrevista publicado en Ventana el 27 de marzo de 2007 por su extraordinaria vigencia.

Un vendedor de cocos gana más que un escritor gracias al “famoso” comprobante fiscal.

Un vendedor de cocos gana más que un escritor gracias al “famoso” comprobante fiscal.

Para el fisco, la labor creativa de los escritores y artistas es similar a la de un frutero, un friturero o un vendedor de cocos. Según el reglamento erogado por la Dirección General de Impuestos Internos (DGII), al igual que los vendedores de marras, los artistas dominicanos se insertan en la categoría de “proveedores informales”. Aunque su producto intelectual sigue estando libre del pago de Itebis, los escritores y pintores que desde principios de año intentaron colocar su producción intelectual en el mercado, chocaron con un obstáculo más: tanto en las librerías como en las galerías de arte, se les exigió como requisito para la compra la presentación de un Número de Comprobante Fiscal (NCF), trámite por demás poco conocido y mucho menos entendible para el sector artístico en general.

La subdirectora del DGII, Germania Montás Yapur, atribuyó a confusiones la exigencia de ese requisito de parte de las librerías o galerías de arte. De acuerdo a la incumbente, como persona física, el artista cae en la categoría de “proveedor informal”, es decir, una persona que hace una actividad ocasional (escribir un libro, pintar un cuadro), y estas actividades no tienen que declarar impuestos, aunque sí se les retiene un 10% de las ganancias.

“Cuando se trate de una persona que realice una actividad (que puede ser de subsistencia o que por algún motivo no requiere una organización), en el negocio (tienda o librería) con el que el escritor interactúe, puede ser tratado con un comprobante de proveedor informal.

Ahora, si se trata de una persona que se dedique a escribir libros, que tiene una serie de obras, que lo hace organizadamente y que declara impuestos, entonces sí debe tener un comprobante fiscal para facturarle esos libros.

O sea, que no hay un problema, es asunto de entender el proceso y vamos a ver que no ha cambiado nada. ¿Cómo hacía antes esa librería? Le pagaba un recibo. Ese mismo recibo sirve como comprobante fiscal de proveedor informal si le colocas el número que corresponde”, explicó la funcionaria.

Dado que en muchas librerías y galerías de arte éste es un requisito primordial para la recepción de las obras, la subdirectora de la DGII refiere al Reglamento 254-06, que establece la implementación del NCF, cuyo artículo 5 exime al vendedor ocasional de presentar el referido registro, sino que por el contrario, la empresa o librería es quien debe suministrar al artista un formulario especial para estos casos especiales. Pero dicho formulario a menudo es confundido en las librerías con los comprobantes fiscales destinados a registrar gastos menores.

Montás Yapur explicó que cuando una librería o galería exige al artista la presentación de NCF, éste debe solicitarle que se le trate como vendedor informal y que en tal virtud, le provea del formulario especial para estos fines.

“Un proveedor informal significa que quien emite el comprobante no es el que recibe el dinero, sino el que paga.” Esto quiere decir que es la librería quien recibe el libro, lo coloca en el estante y paga por ellos; por lo tanto, el escritor en lugar de dar una factura que compruebe la operación, debe recibir de la librería misma un documento (en que conste su nombre y cédula), en donde firmará que ha recibido ese dinero. “Ese documento es un comprobante fiscal especial para proveedores informales”, especificó.

Y es que tomando en cuenta las explicaciones ofrecidas por Germania Montás, dado que en el país los escritores no subsisten de sus libros, ni los pintores de sus cuadros, entonces el sector artístico no está abocado a presentar comprobante fiscal alguno a la hora de colocar su obra en el mercado.

Cultura El sector artístico ha elevado sus inquietudes hasta la Secretaría de Cultura. Hasta el momento, el organismo ha resuelto impartir talleres de orientación, conjuntamente con la DGII, a los escritores y artistas en el transcurso de la celebración de la X Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2007, y otras tantas después de ésta, si es necesario, según informó el subsecretario de Cultura, Avelino Stanley.

“La Secretaría de Estado de Cultura ya ha hecho contacto con la Dirección General de Impuestos Internos para tratar el asunto. La respuesta inmediata que le tenemos a la situación es que durante la Feria Internacional del Libro, Impuestos Internos impartirá talleres para que los escritores y artistas tengan claridad acerca de como integrarse sial nuevo proceso. Son orientaciones que se darán mientras dure la Feria y después, si fuere necesario, la Secretaría continuará con dichos talleres”, dijo Stanley.

Confirmó que sobre este tema hay mucha desorientación, y que todos creen que se trata de ir a una oficina a pagar impuestos, y reitera que no es así.

“Al momento de yo llevar mis libros a la librería, también a mí me pidieron el Número de Comprobante Fiscal. Y no lo saqué. No se trata de un proceso difícil. Uno va en su condición de autor a Impuestos Internos, te hacen un par de preguntas, y te entregan un formulario con una numeración. En mi caso, la que me entregaron tiene capacidad para emitir cincuenta facturas. Luego, con ese número se emite la factura a la librería. Es al final del año fiscal cuando se verificará si los montos negociados como autor independiente merecen pagos de impuestos o no.

Lo que quiere decir que se trata de un proceso para organizar el país, para que cada quien, así como tiene derechos, también cumpla con sus deberes. Es decir, no se trata de nada que desfavorezca el comercio del libro como tal”, dijo el incumbente gubernamental.

Agregó, que este proceso no cuesta ni un centavo. Mientras, en los intelectuales andan desorientados y no saben qué hacer con sus obras, como tampoco en las librerías saben qué hacer con ellos y en definitiva los mandan para sus casas hasta que todo se aclare o que vayan ellos mismos a la DGII a buscar respuestas definitivas.

Un friturero improvisado. Deben los autores seguir sus pasos?

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