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Jesuitas anotaron cuatro bulas, pero perdieron

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Manuel Pablo Maza Miquel, S.J.Santo Domingo

La Sorbona extrajo 5 proposiciones del Augustinus de Jansenio. El Parlamento rechazó su envío a Roma, pero sesenta obispos franceses las remitieron a Inocencio X, quien el 31 de mayo, 1653, en la bula Cum occasione, condenaba como heréticas cuatro de ellas y la quinta como falsa y con sentido herético. Varios obispos filo jansenistas al comentar la bula, tergiversaron su sentido.

Los jesuitas por su parte acusaban a las monjas de Port Royal de seguir a Arnould, de abstenerse de comulgar y negar la presencia real en la Eucaristía. Arnould atacó a los jesuitas en dos llameantes folletos.

El conflicto se calentaba. Jansenio hasta apareció en un almanaque con garras y alas de demonio. Arnould defendía el jansenismo alegando que las cinco proposiciones eran heréticas, pero ¡no se encontraban en el Augustinus!

Sus enemigos lograron que la Sorbona expulsara a Arnould el 15 de febrero de 1656.

Los amigos de Arnould reclutaron a Blas Pascal, quien ridiculizó a los jesuitas en sus Cartas Provinciales. Pascal espigó escritos jesuitas claramente laxistas o ambiguos. Al decir de un jesuita, Las Provinciales: era lo mejor que se había escrito en lengua francesa. Pero las muchas risas que Pascal pintaba en bocas francesas no impidieron la expulsión de Arnould, ni que el verdugo quemara las Provinciales. Arnould se exilió.

El papa Alejandro VII en la bula Ad sanctam beati Petri Sedem (16 octubre 1656) condenó a los que sostenían: las ideas reprobadas no estaban en el Augustinus. Desde 1664 en adelante, Luis XIV obligó a todo eclesiástico francés firmar un formulario aceptando la condena del jansenismo.

Algunos eclesiásticos franceses, ante las condenas del papa, se refugiaron en el silencio respetuoso, postura que condenó Clemente XI el 15 julio 1705 en la bula Vineam Domini. Las monjas de Port Royal no aceptaron la bula. Luis XIV las repartió por otros monasterios y en 1709 mandó ¡demoler Port Royal!

Como todavía algunos eclesiásticos franceses simpatizaban con el jansenismo, Luis XIV pidió al papa Clemente XI una nueva bula, la Unigenitus (1713).

Cuatro bulas condenaron el jansenismo, pero los jesuitas quedaron mal parados. Su moral fue acusada de relajada. Fueron apoyados por un rey absolutista, muchos religiosos, varios papas, la curia romana y algunos obispos. Del otro lado: El Parlamento, bastantes obispos, muchos profesionales y librepensadores franceses acechaban la ocasión para acabar con los jesuitas.

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