El obispo Palafox cabalga de nuevo

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Manuel Pablo Maza Miquel, S.J.Santo Domingo

El obispo Palafox era abogado competente. Su tercera carta al papa Inocencio X contra los jesuitas rebeldes de Puebla, era una requisitoria contra la Compañía. Los acusaba de haber organizado bandas armadas en su contra. Había abandonado su sede por temor a ser asesinado: “pudiera cohabitar con más seguridad entre escorpiones que con los jesuitas”. Le pedía al Papa reformar radicalmente a los jesuitas y convertirlos sacerdotes diocesanos. Él aprovecharía los servicios de estos sacerdotes formados por “una santísima orden religiosa”.

Palafox le criticó a los jesuitas: en setenta años no han nombrado un provincial mexicano. Cuando peleen, el provincial era mexicano y sobrino del virrey. En las calles combatieron bandas con la imagen de San Ignacio y otras, con un retrato de Palafox.

La Santa Sede emitió en 1657 trece resoluciones favorables a los jesuitas. Palafox protagonizó uno de los conflictos más violentos de la historia de la Iglesia entre un obispo y los religiosos. La Santa Sede mantuvo, una de las exigencias de Palafox: también en las Indias, los religiosos tenían que pedir las facultades a su obispo.

Los enemigos de la Compañía, especialmente Antoine Arnauld y otros jansenistas, aprovecharon este conflicto para desprestigiarla. Cuando se redacte el Breve de supresión de los jesuitas por mandato de Clemente XIV, se recalentarán varios argumentos de Palafox.

Dos años antes de morir, en 1657 le decía en una carta al General de los Carmelitas: “Esta carta [la 3ª carta al Papa Inocencio X] la escribí algo acongojado de las sinrazones que a mi parecer habían hecho aquellos Padres contra mi dignidad y persona, y así de ella no se ha de hacer más caso que el que pesaren sus razones. [A los jesuitas], aunque me tenían muy mortificado, nunca les perdí el amor, ni hasta ahora se lo he perdido”.

Durante su reinado, Carlos III (1759 – 1788), uno de los mayores enemigos de la Compañía, intentó por todos los medios lograr la beatificación del Siervo de Dios, el obispo Palafox. Pero los reverendos padres movieron cielo y tierra para impedirlo. Lo lograron en ese momento. Siendo papa Juan Pablo II, Palafox fue beatificado el 5 de junio del 2011. La Iglesia reconocía así las virtudes heroicas de este obispo puntillosamente celoso de su legítima autoridad, primer editor de la Cartas de Teresa de Jesús, de quien era devoto.

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