Claudio Aquaviva, un superior general singular

Por diez motivos, el P. Claudio Aquaviva, S.J., fue un singular superior general de la Compañía de Jesús. En primer lugar, este sacerdote italiano, de extracción noble, con 37 años, fue quien desempeñó por más años el oficio de general jesuita desde 1581 a 1615. Conoció a ocho papas diferentes durante su mandato. Segundo, su vocación no nació en ningún colegio de la Compañía, sino por ver a los jesuitas acompañando a los enfermos de la peste de 1566 en Italia. Tercero, tan alto estaba en la maquinaria papal que tuvo que pedirle permiso al santo papa dominico, Pío V para ser jesuita. Cuarto, pocos jesuitas han ascendido al poder más rápido: convaleciente, fue nombrado rector del Seminario Romano y antes del año, en 1575, Rector del colegio de Nápoles. “Antes de acabar el año escolar, fue nombrado provincial de la provincia de Nápoles (1 abril 1576) y de la [provincia] romana (octubre 1579)”. Cuarto, a su elección como General estaba opuesto San Carlos Borromeo, arzobispo de Milán, pues quería que el cargo recayese en su confesor jesuita. Quinto, la Compañía experimentó un crecimiento sorprendente durante su gestión: “entre 1579 y 1616 (fechas inmediatamente previa y siguiente a su generalato), las provincias pasaron de 21 a 32; las casas profesas, de 10 a 23; los colegios, de 144 a 372; las casas de probación, de 12 a 41; las residencias, de 33 a 123; el número de jesuitas, de 5.165 a 13.112, con un aumento medio de 232 por año”. Sexto, escribió múltiples cartas e instrucciones para asegurarse que el espíritu y la originalidad de la orden se mantuviera y desarrollara. Séptimo, fue el primer General en verse obligado por el papa a convocar una Congregación General que evaluaría su gestión. Salió más que airoso. Octavo, con la Ratio Studiorum de 1599 llevó a término la sistematización del modo de proceder de la Compañía en la educación. Noveno, promovió las misiones jesuitas en América y Asia. En 1599 ya trabajaban 314 jesuitas en México y durante su gobierno entre 1604 y 1611 se crearon las provincias de Filipinas, Paraguay-Tucumán y la del Nuevo Reino de Granada (hoy Colombia y Venezuela). Finalmente, con ayuda de varios papas pudo mantener intacta la identidad de la Compañía contra poderosas fuerzas que pretendían cambiarla (Ver, Diccionario Histórico S.J.).