La traición

Cuando el raciocinio fue apo­derándose de nuestras ideas, aspiraciones y propósitos, nunca imaginamos que íba­mos a percibir la traición de nuestra identidad, fruto de las luchas li­bertarias de tantos dominicanos que ofren­daron con sus vidas nuestra sagrada sobe­ranía para crecer respetando el legado de la autodeterminación. El pensamiento de Juan Pablo Duarte proyectó la mayor mag­nificencia en el universo social, político y patriótico de la nación dominicana, negan­do las concepciones absolutistas del Esta­do, consideradas un obstáculo en la crea­ción de un estado democrático sustentado en el orden constitucional. Un estado irres­petuoso de la Ley discriminando a sus in­fractores, es una vulneración a la institucio­nalidad o sistema de derecho, por el cual luchó el Patricio. La negada soberanía en la toma de decisiones para favorecer al pue­blo es una muestra inequívoca de las ma­quinaciones de los enemigos de nuestra nación, ejemplo de genuflexión frente al poder extranjero. Duarte nos educa, ins­truye, adoctrina y disciplina en su Ideario, estableciendo una sociedad más justa con ribetes de sublimidad patriótica. De pro­funda fe cristiana, el patricio enarboló la reflexión de que un joven sin patria no te­nía nombre ni dignidad, refiriéndose tácita­mente al dominio haitiano.