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PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

Francisco Borja, tercer superior general jesuita

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Manuel Pablo Maza Miquel, S.J.Santo Domingo

Diego Laínez, segundo general jesuita falleció el 19 de enero de 1565. La segunda Congregación General eligió a Francisco de Borja el 2 de julio de 1565 (30 de 39 votos).

A Borja se debe la recomendación que todo jesuita destinase una hora diaria a la oración. La IV Congregación General de 1581 la convirtió en norma.

Preocupado por el gran aumento del número de jesuitas, Borja quería asegurar su calidad insistiendo en la formación. Privilegió el noviciado. Gustaba de decir, “del buen novicio sale el buen escolar”. Ya en la II Congregación General se estipuló que cada provincia tuviese su propio noviciado en una casa aparte. Le agradaba dar charlas en el noviciado de San Andrea, donde le escuchó el novicio, Claudio Aquaviva, futuro General.

Cuando Ignacio murió (1556), los colegios de la Compañía se acercaban a los 50; en 1574 eran 163. Hacia 1569 Borja impulsó la sistematización de los cursos inferiores en los colegios con la primera Ratio studiorum. El papa San Pío V, dominico, les consultaba muchos asuntos, pero le preocupaba la carencia del rezo en coro en la Compañía. Lo impuso de una manera mitigada y mandó que ningún jesuita fuera ordenado “si antes no había hecho la profesión solemne”.

Respondiendo a una petición del Adelantado Pedro Menéndez de Avilés en 1566 Borja envío tres jesuitas a La Florida. Tantos jesuitas murieron a manos de los indios que la misión fue abandonada. En tiempos de Borja (1570), fueron martirizados por piratas protestantes más 73 jesuitas que viajaban hacia el Brasil con su superior, Ignacio de Azevedo, S.J.

El papa Pío V le pidió al General Borja en 1571 que acompañase a su sobrino, el cardenal llamado “Alejandrino” en una misión por España, Portugal y Francia. Juan de Polanco, secretario de la orden, pidió al papa librase a Borja de este encargo por sus muchas ocupaciones y su precaria salud. Pero el Papa mantuvo su decisión. En febrero de 1572, el cardenal legado y Borja fracasaron en su intento por evitar el matrimonio de Margarita de Valois con Enrique de Navarra, futuro Enrique IV, entonces protestante. A duras penas Borja llegó a Roma el 28 septiembre, 1572. Murió dos días más tarde.

Personalmente partidario de largas oraciones, como general, Borja mantuvo un sereno equilibrio entre oración y apostolado.

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