Declaración del Respeto

Yo, el Respeto, declaro que:

i) Mi norma establece los derechos que tienen todas las personas, llevando a reconocer la dignidad y el decoro que tienen;

ii) Sufro cuando alguien quiere manipularme, confundiéndome con el “respeto humano”, que es exceso de preocupación por el juicio que hagan otros y la incapacidad para asumir las decisiones delante de los demás;

iii) Soy fuente de concordia, porque la mutua comprensión entre los hombres es parte de mí, mostrando que la humildad es el mejor antídoto contra la soberbia y la prepotencia, y a su vez camino para conseguir la paz espiritual;

iv) Poseo rango de virtud, porque todo el mundo me necesita para la convivencia pacífica que hace grata y más fácil la vida cotidiana;

v) Tengo un aliado en la fe, mostrando que las personas con las se comparte cada día son imagen de Dios;

vi) Valoro el lema que me identifica ya que trato a los demás por lo que valen no por lo que representan.

Por esto, cualquiera puede acercarse a mí y descubrir, que todo ser humano merece consideración. Sígueme, y descubrirás que la generosidad, la comprensión, la convivencia, la sensibilidad y delicadeza de espíritu, no solo son actos de la voluntad humana, sino también un regalo de Dios.

En fe de todo lo cual, ratifico, que soy la mejor medicina contra el desaliento, el egoísmo, la discriminación y la falta de educación, porque predico con el ejemplo, a sabiendas que cuando se maltrata a otro, se hace ineficaz el consejo, la corrección o la advertencia.