PUNTO DE MIRA
Abinader necesita varita mágica
Al decir que requiere de una varita mágica para gobernar el presidente Luis Abinader admite que está desbordado y carece de respuestas. Esa penosa expresión a dos años de gobierno marca un derrotero incierto para la nación al saber que no hay solución para sus necesidades.
El gobierno improvisa ideas, titubea y elimina sus iniciativas. La última reversa del gobierno es la absurda reforma Constitucional, una medida carente de consenso político y social cuyo solapado objetivo es facilitar la reelección eliminando la segunda vuelta. Esa intención reagrupó a la oposición y hasta el PLD evadió el caramelito envenenado que lanzó Hipólito de rehabilitar a Danilo.
La desesperada situación de Abinader lo empuja a prometer cualquier cosa. Su depreciación en el mercado electoral es acentuada y progresiva. Debe acallar la disidencia del PRM y usarlo para retener el poder lo que solo se logra con un buen gobierno.
Abinader está frente a un escenario desesperante. La inflación sube como fiebre en termómetro; dice querer un ministerio público independiente, pero le rebaja un 50 por ciento el presupuesto a la Procuraduría que tiene el más bajo en los últimos 10 años; toma dinero prestado para guardarlo bajo el colchón porque su inversión pública bajó del 3 al uno por ciento. Sin embargo, en busca de adeptos ha disparado la pública en 18 por ciento.
Y si la noche es oscura peor es con apagones que han vuelto y con fuerza. Hasta el 2020 el 83 por ciento de los circuitos eran de 24 horas, actualmente es 68 por ciento y da grima saber que se acerca la época de mayor demanda eléctrica.
Entiendo que Abinader busque cualquier pretexto para estar fuera de Palacio porque en su despacho tiene su madeja problemas. Quizá andando por ahí encuentre una varita mágica que le permita remontar en las encuestas.
Abinader debe hacer, no prometer. Reiniciar su administración porque en economía los milagros los hacen los hombres.