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MIRANDO POR EL RETROVISOR

Hasta el presidente de la República debe cuidar su salud mental

Danny Trejo, un actor estadounidense de ascendencia mexicana, lanzó la semana pasada una advertencia sobre el grave problema de salud mental que enfrenta Estados Unidos.

En una entrevista para la agencia EFE, Trejo reveló que a los ocho años se fumó su primer cigarro de marihuana, a los 12 pensaba en heroína en lugar de juguetes y a los 16 cayó preso por varios robos a mano armada.

Pero milagrosamente, Trejo pudo dejar atrás ese pasado de drogas y delincuencia, y ahora tiene casi 40 años ligado al mundo del cine como actor y productor cinematográfico.

El actor ahora dedica gran parte de su tiempo a trabajar a favor de personas en estado de riesgo o exclusión social, a través de programas de reorientación, reinserción y desintoxicación de drogas, especialmente con los más jóvenes, pero tras la pandemia del Covid-19 se ha enfocado además en la atención que se brinda en Estados Unidos a la salud mental.

Trejo lamenta que los gobiernos en esa nación han dejado que personas con diversos trastornos mentales terminen en las calles sin ninguna protección.

Una de las secuelas más graves que ha dejado el Covid-19 –incluso expertos han planteado que será la próxima gran pandemia de la humanidad- es el debut de personas con trastornos mentales y el agravamiento de estas condiciones en quienes que ya las padecían.

Eso ocurre en medio de un deterioro de la atención en salud mental que, sin importa la pandemia, siempre ha sido la cenicienta en esa área de la medicina, fruto del olvido y la desprotección en materia de seguridad social.

Cuando las personas comienzan a sentir cualquier síntoma de deterioro en su salud física, regularmente acuden al médico para determinar las causas.

No pasa igual con la salud mental, y eso contribuye a que problemas simples, incluso provocados por traumas del pasado que nunca han sido tratados, terminen explotando con gravedad en cualquier momento de la existencia humana.

Trejo asocia muchos de los problemas de delincuencia en Estados Unidos a una salud mental olvidada y mal tratada, con la agravante de que ahora hay celulares para filmar sus preocupantes secuelas.

El actor considera que la clave está en concienciar a los niños y adolescentes de que no prueben el alcohol ni las drogas, porque a su juicio todo empieza con "es solo una cerveza o es solo un porro", pero luego acaban convirtiéndose en las personas que no eran.

Simplemente Trejo, al mostrar la realidad que enfrenta EEUU, también ha hecho un retrato de la violencia y delincuencia que se vive a diario en las calles de República Dominicana, documentadas con móviles a través de las redes sociales por el llamado “periodismo ciudadano”.

Todo eso ocurre en medio de la indiferencia oficial ante ese importante componente de la salud y del bienestar social, tan lastimado por una prolongada pandemia y ahora rematado por la galopante inflación a causa de la guerra en Ucrania.

Los trastornos mentales, especialmente la depresión, contribuyen de manera preponderante a las ideas suicidas, a los intentos y a la consumación de ese acto autolesivo.

Recordemos que cada 40 segundos una persona se quita la vida en el mundo y tres cada 48 horas en República Dominicana según las estadísticas de los últimos diez años.

Los trastornos mentales atacan sin reparar en posición política, social y económica del individuo.

De hecho, ya tenemos el triste ejemplo de un presidente en ejercicio que se suicidó por una severa depresión.

Desde los más simples ciudadanos hasta el presidente de la República requieren en cualquier momento una evaluación para determinar cómo anda su salud mental.

Trejo, ahora con 78 años, dijo en la entrevista con la agencia de noticias española que está agradecido por "seguir viviendo de más desde los 16 años".

Otros lamentablemente ya no están vivos para contarlo.

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