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PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

Conociendo a Paulo IV

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Manuel Pablo Maza Miquel, S.J.Santo Domingo

Paulo IV se manejaba mejor el griego y el hebreo que muchos cardenales. Su autor favorito fue Santo Tomás. Rechazaba la actitud conciliadora de los cardenales Pole, Contarini y Morone hacia los reformadores.

La Enciclopedia Católica relata su sorpresa al ser electo papa, pues “nunca le hice un favor a nadie”. Tal vez el enérgico anciano de 69 años, Caraffa no se hubiera movido para ser electo, si el embajador español de Carlos V no hubiese expresado, que de ninguna manera el napolitano Caraffa podía ser nombrado papa.

Caraffa tenía motivos para estar disgustado con los Habsburgos: no le consultaron en el tema de la sucesión imperial y para nada le tuvieron en cuenta en la Paz de Augsburgo de 1555 entre católicos y protestantes, que él rechazó. Tampoco aceptó los acuerdos logrados por la Reina María y el cardenal Pole para recuperar las propiedades eclesiásticas en Inglaterra.

Encendió todavía más el conflicto con la corona inglesa al desconocer el derecho de Isabel I al trono inglés por ser ilegítima. Paulo IV se alió con los franceses contra Felipe II de España y fue derrotado.

Seis medidas retratan la ira y brusquedad de Paulo IV: se dejó llevar de la estrategia política de sus sobrinos, entre ellos, el cardenal Carlo Caraffa. Al conocer su desastrosa vida privada tuvo que expulsarlo de Roma en 1559. Los familiares de Caraffa se habían enriquecido con las posesiones de nobles italianos favorables a la corona española.

El tremendo Caraffa no continuó el Concilio de Trento, pues pensaba que una comisión papal presidida por él podía reformar la Iglesia.

Amplió los poderes de la Inquisición romana. En 1557, creó un Índice de Libros Prohibidos tan estricto, que Pedro Canisio no se atrevía a aplicarlo en Alemania. Ese mismo año, metió preso al cardenal Morone, pues sospechaba erróneamente que era hereje.

Desde 1557 obligó a los judíos de Roma a vivir en un gheto. Hombres y mujeres debían vestir prendas de color verde que les identificaran. En las primeras horas luego de su muerte el 18 de agosto de 1559, una multitud arrojó su estatua al Tíber, incendió el palacio de la Inquisición y liberó los presos. Paulo IV nombró varios cardenales con cuya competencia progresaría notablemente la reforma de la Iglesia. ¿Cómo fueron las relaciones de Paulo IV con los jesuitas?

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