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PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

Paulo IV e Ignacio Loyola: desencuentros

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Manuel Pablo Maza Miquel, S.J.Santo Domingo

Gian Prieto Carafa provenía de una noble familia napolitana. Nacido en 1476 era honesto y capaz. Sobrino del cardenal Oliverio Carafa, recibió una esmerada educación Ya era obispo de Chieti (en latín, Theate) en 1506. Pronto se destacó en la carrera eclesiástica. León X lo envió como parte de una embajada a Inglaterra y luego le nombró nuncio en Flandes y España (1515) donde se acrecentó su odio contra los españoles, desde hacía décadas señores de su Nápoles natal. Caraffa estaba interesado en la reforma interna de la Iglesia católica. En 1524 fundó con Gaetano da Thiene la orden de los teatinos.

El Papa Paulo III le nombró encargado de la reforma de la Curia romana y en 1536 lo creó cardenal. A pesar de la desconfianza del emperador Carlos V, Paulo III nombró a Carafa arzobispo de Nápoles. Julio III le nombró miembro de la Inquisición romana.

Desde 1536, existía una desavenencia entre Gian Pietro Carafa e Ignacio de Loyola. Conocedor de que algunos teatinos pasaban hambre, Ignacio le aconsejó que desarrollaran ministerios pastorales que le granjearan el apoyo de los cristianos. Carafa tomó como un atrevimiento la observación de Ignacio. En ese momento, Ignacio no era más que otro español, medio vagabundo y de mala reputación, pues la Inquisición le había investigado en Alcalá, Salamanca y París. Probablemente fue Carafa quien previno al joven sacerdote malagueño, Diego de Hoces, deseoso de practicar los Ejercicios Espirituales, que tuviera cuidado con Ignacio, no fuese que le llevase a la herejía.

Cuando los primeros compañeros viajaron en 1537 a Roma a pedirle el permiso a Paulo III para viajar a Jerusalén, Ignacio prefirió quedarse en Venecia por miedo a encontrarse con Caraffa y dañar toda la gestión.

Ya hemos visto cómo todo se fue encaminando. Paulo III aprobó la Compañía (27 septiembre, 1540). Julio III la confirmó en 1550. Le sucedió en 1555 el querido Cardenal Cervini, ahora Marcelo II, pero apenas duró 22 días como papa. ¡Cuál no sería el espanto de Ignacio al enterarse el 23 de mayo de 1555, que el nuevo papa era Gian Pietro Carafa! Se cuenta que se le movieron todos los huesos del cuerpo, entró la capilla y al cuarto de hora, salió tranquilo. Carafa, todavía un hombre enérgico a sus 69 años, sería papa hasta 1559.

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