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Colaboración

Terrorismo iraní en carne propia

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Daniel Biran BayorEmbajador de Israel en República Dominicana

Hoy 17 de marzo se conmemora el 30° Aniversario del ataque terrorista iraní contra la sede diplomática de Israel en la República Argentina.

Eran las 2:30 p.m. cuando salí de la embajada en Buenos Aires. Seis minutos después, mi vida cambió para siempre.

Aquel 17 de marzo de 1992 hubo una gran explosión en la esquina de Arroyo y Suipacha, donde estaba situada la embajada, y aunque estaba un poco lejos, sentí el estómago revuelto, un dolor punzante que me decía que algo había ocurrido.

Al momento de regresar, mis ojos no podían creer lo que veían. No hay embajada.

Entre el fuego, el humo y los gritos, les preguntaba a mis amigos: “¿Qué ha pasado?” y no sabían decirme.

Mi primera reacción al ver tantos heridos, fue entrar por una de las ventanas del edificio colapsado en busca de mi esposa Eva. Pero no pude encontrarla, no había rastros de ella porque su oficina estaba completamente destruida. Pensé que no volvería a verla, que yacía muerta bajo los escombros.

Como miembro del equipo de seguridad de la misión diplomática, después del ataque terrorista, tuve que continuar y trabajar para rescatar a los sobrevivientes sin poder desviar mis pensamientos: ¿Cómo voy afrontar la vida? Cómo regreso a Israel y le digo a mis dos hijas de cuatro y dos años que su mamá no va a volver.

Transcurrieron alrededor de once horas cuando un amigo regresó de uno de los centros médicos que estaba asistiendo a las víctimas y me dijo: “Tu esposa está en el hospital”. No puedo describir con palabras lo que sentí. Dejé de hacer todo lo que estaba haciendo y me dirigí inmediatamente donde estaba hospitalizada y allí la vi, postrada en una cama sin fuerzas, gravemente herida, pero viva.

Han pasado 30 años y el dolor sigue intacto.

El terrorismo iraní sigue en toda la región.

El terrorismo de Irán y Hezbolá sigue siendo una amenaza para todos.

A pesar de que mi esposa pudo recuperarse milagrosamente y que continuamos adelante, este atentado dejó 29 muertos y más de 200 heridos, donde la mayoría no pertenecía al personal de la embajada ni eran judíos, eran sólo civiles que estaban en el lugar equivocado a la hora equivocada.

Tres décadas puede parecer mucho tiempo, pero para quienes perdieron a sus seres queridos, no es un caso olvidado y hoy seguimos reclamando transparencia y justicia por todas las víctimas.

¡Shalom!

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