PRM se debe sosegar

El país no merece que además de las dificultades económicas que agobian a la población se desate una lucha interna en el partido de gobierno. Sería un triste espectáculo volver a las riñas que protagonizaban cuando todos eran el viejo partido blanco. Los miembros del PRM debían apoyar las gestiones del presidente Luis Abinader, porque la nación está por encima de un partido.

Concedo razones a los disidentes en el PRM que alegan es burlar a las bases el sistema de delegados para elegir la dirigencia, aunque también entiendo que para la administración de Abinader es más fácil controlar el evento si participan menos personas con todo y saber que tienen mayor poder político.

Los del PRM tienen que negociar, acordar, conversar, hacer lo posible para evitar nuevas confrontaciones que no hacen nada bien a la imagen del partido y el gobierno. Están en el momento de borrar la imagen de revoltosos que marca la vida del PRD. El manejo de la contradicción tiene mucho que ver con los resultados.

La historia vivida por los dirigentes del PRD-PRM ha sido que las confrontaciones internas han dejado divisiones, odios y debilidad orgánica. Actualmente los rebeldes aparentan ser minoría, pero no debe esto llevar al gobierno a despreciarlos sino buscar acercamiento. En el horizonte se levantan nubes negras y cuando tal ocurre los aliados buscan puerto seguro para sus yates y el trabajo lo afrontan los trabajadores políticos.

Las confrontaciones tienen dos aspectos, no solo lo malo, también está lo bueno. La lucha interna dinamiza y hace aflorar liderazgos y propuestas. Guido Gómez la cabeza más visible de los rebeldes se va perfilando en el PRM como un candidato presidencial y líder de relevo.

El tiempo político reclama manejar las divergencias con inteligencia. Cada confrontación desbordada ha dejado fuera del poder a los seguidores de Peña Gómez y recordar también que en política no hay adversario pequeño.