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MIRANDO POR EL RETROVISOR

Ir más allá de enseñar a ponerse un condón

El pasado 4 de marzo un juez envió a prisión preventiva por tres meses a una mujer acusada de abusar sexualmente de sus tres hijos menores de edad y de hacer vídeos para supuestamente venderlos en las cárceles.

El horripilante caso ocurrió en el sector Villas Agrícolas del Distrito Nacional y se dio a conocer por la difusión de los audiovisuales en redes sociales.

Los familiares de la imputada han alegado que ella actuaba bajo fuertes amenazas de dos personas cuyas identidades ofrecieron a las autoridades judiciales.

La investigación abierta por el ministerio público no debería limitarse a la desdichada mujer por las ramificaciones que podría tener ese caso.

El hecho de que otra persona grabara los vídeos deja bien claro que ella no actuaba sola. Podríamos estar frente a un caso de pornografía infantil que, según la versión inicial del acontecimiento, tiene ramificaciones hasta en las cárceles del país.

Las autoridades están obligadas a poner también una especial atención a los recintos penitenciaros, especialmente los del viejo modelo, pues cada día son más que evidentes los actos delictivos que se fraguan desde esos lugares, donde paradójicamente, están recluidas personas que purgan condenas por errores similares.

La difusión de esos vídeos en redes sociales constituye un daño irreparable para esos niños que, ojalá, estén recibiendo la orientación psicológica tan necesaria para superar ese trauma.

Creo que el vergonzoso caso deja otra enseñanza a tomar en cuenta. La educación sexual en las escuelas no debe limitarse a enseñar a los niños y adolescentes a cómo usar un condón.

La semana pasada pudo observarse, precisamente en otro vídeo que también se hizo viral en las redes sociales, a una profesora instruyendo a estudiantes en ese sentido en un centro educativo.

El uso intensivo de las modernas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en niños, niñas y adolescentes implica también una serie de riesgos para los cuales deben estar prevenidos y debidamente orientados.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha advertido que si bien las TIC ofrecen oportunidades a millones de niños en el mundo para aprender y desarrollar nuevas capacidades, los entornos digitales son también “un terreno peligroso” para el que no se les ha preparado.

Los abusos que podrían enfrentar no implican solo un contacto sexual directo, sino exhibicionismo virtual, conversaciones con contenido sexual, exposición a material pornográfico, sexo virtual y otras formas de explotación sexual en línea.

Una educación sexual acertada en las escuelas debe proveer a los estudiantes las herramientas que les enseñen a protegerse y a reducir al mínimo su vulnerabilidad real y virtual, incluso tan cerca como en su entorno familiar.

La profesora enseñando a los estudiantes a colocarse un preservativo en un salón de clases generó morbo en lugar del objetivo real que se procuraba con el audiovisual.

La prevención de los embarazos en adolescentes y las uniones tempranas va más allá de fomentar el uso del condón.

Hay que tomar en cuenta otros riesgos, siempre al acecho de una población cada día más vulnerable y sin los mecanismos para realmente protegerse.

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