CES es válvula de olla de presión

El gobierno de Luis Abinader va siendo arropado por la inflación que entorpece su labor y atrae malos consejos. El mandatario tiene carisma y pese a las críticas de sus adversarios, su ejercicio lo va puliendo en el desempeño del poder, por eso debe medir con cuidado los pasos para no poner la carreta delante del buey.

El haber convocado a los actuantes en la vida social dominicana en el Consejo Económico y Social – que parece ahora una copia de la Comisión Nacional de Desarrollo de Balaguer- fue un paso para distender las pasiones y depositó allí muchos temas de discusión. Fue una acción válida, aunque extralimite la competencia del CES, porque que en la práctica son temas que toman años acordar y no son vinculantes con el Congreso, donde se tendrá que aprobar.

Pero ya tomada la iniciativa de concertar Abinader debe mantener el foro sin imponer los temas porque, aunque en la democracia el lugar para la negociación política es el Congreso, el CES sirve para distender. Es válvula de la olla de presión. El interés de la reelección no debe oscurecer los pasos políticos porque está uniendo fuerzas contrarias en momentos desafortunados.

Había advertido que se empujaba para que la oposición saliera del CES. Ya se está viendo.

Aunque fue de forma separada, en un paso coincidente la oposición rechazó discutir la reforma constitucional, tema que avanza hacia un posible encrespamiento del mar político.

Abinader tiene el apoyo de sectores de la sociedad civil que no votan en el Congreso y para la reforma Constitucional le faltan muchos legisladores. Como hicieron Danilo e Hipólito – los dos que fracasaron al reformar la Carta Magna para reelegirse-, el gobierno podría comprarlos sin garantías.

La situación reclama calma, no aumentar las tensiones. El gobierno tiene que concentrarse en resolver la inflación que sí es un problema grande.