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EN SALUD, ARTE Y SOCIEDAD

Abinader, el PRM, Punta Catalina y los idus de marzo

Muchos venden la espe­cie de un descenso en la aprobación al gobier­no PRMista presidido por Luis Abinader amparados en una encuesta de los opo­sitores.

Hasta “dummies” políti­cos saben lo difícil que —en naciones con altas deudas sociales y baja gobernabili­dad— resulta mantener la aprobación en los niveles virginales de los inicios de gestión, cuando la ciudada­nía las recibe con emotivas esperanzas. La gobernanza nacional, más que sobre la probidad, eficiencia y efi­cacia de las gestiones, se ha construido elevando a li­bertinaje la política del lais­sez faire, laissez passser.

Como la justicia inde­pendiente de Miriam Ger­mán Brito es disrupción sobre la cultura de impuni­dad y sus sentencias pare­cen cada vez más próximas, la organización política de los enjuiciados ha desatado —también como compo­nente comunicacional del lanzamiento de su proceso interno para escoger can­didatos— un fiero ataque, escogiendo como “argu­mento” el contrato formati­vo del Fideicomiso Central Termoeléctrica Punta Cata­lina (FCTPC sucesivamen­te). Previsible es, entonces, que se inunden las redes, medios escritos y digitales (bocinas de anteriores ges­tiones) con “análisis” sobre esa “inflexión” y “quiebre” de la aprobación al actual gobierno.

Escogieron atacar con tal contrato, haciéndolo “cau­sa” de tal “quiebre”, al no convenirles la verdad: son ellos —autores intelectua­les de tal “inflexión”— los responsables del estado del quiebre real y lastimero de la economía nacional. Y de la putrefacción ética gene­ralizada que canceró, desde las relaciones primarias, a sus gobiernos, recorriéndo­los de la cabeza al meñique.

Encerrona a lo Brutus con algo de juego tipo pri­sionero es ese Contrato. Y el menta’o punto de “in­flexión”, ruptura política y ataque. Como si no existie­ra desde que los estadouni­denses vinieron a garanti­zar su salida del gobierno.

Interpretarlo como im­prudente, fárrago o adefe­sio es desconocer el ABC político y restar sapiencia legal al Consultor Jurídico. Tampoco es ingenuidad.

¿Sería respuesta a una solicitud corrupta de algu­na agrupación política inte­resada en favorecer a quie­nes integrarían su “Comité Técnico”?

De ser así, fue jugada tramposa; caramelo enve­nado, sin escapatoria para Abinader: a) negándose, incumplía; b) concedién­dolo, perdería credibilidad, pues el contrato concede­ría en usufructo, a cam­bio de nada y por 30 años, la gestión de la FCTPC que tanto ha costado al pueblo. Enlodando, de paso, el re­conocido y acendrado ce­lo ejecutivo por lo público; ataque a su mejor valorada fortaleza. Lo aprobaron pa­ra luego denunciarlo.

La verdad, imprudente y ansiosa de revelarse, favo­recerá al Presidente.

Así que, Julio César, ¡Cuí­date, de los idus de marzo!

César ignoraba que con Idus de Marzo, la bruja además de las fiestas mar­tianas, denunciaba al ase­sino: Bruto. En el 42 a. C. acuñó un denario con la abreviatura “Eid Mart”, co­locando el píleo de libertad entre dagas. Ella dijo todo.

El idus de marzo domi­nicano se extenderá hasta las elecciones de candida­tos. Los opositores conti­nuarán vendiendo la espe­cie de una posible alianza que ninguno desmentirá o aprobará porque su tiempo es jugar cooperativamente, esperanzados en ganar vo­tos a contrapelo del PRM.

De ser así, revelan su sig­nificativa desventaja.

Entretanto, tal contrato quedaría como respuesta presidencial: Traté de cum­plirles, pero el país no lo consiente.

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