EL BULEVAR DE LA VIDA

El peor de los momentos Campaña electoral y crisis económica

Tan pronto como en octubre próxi­mo, el PLD habrá elegido su candi­dato o candidata presidencial.

Por su parte, el PRM acaba de realizar la adaptación de sus esta­tutos a la Constitución de la República para le­galizar la repostulación del presidente Abina­der; mientras, como todos sabemos, las siglas del partido La Fuerza del Pueblo (LFP) signifi­can, además, Leonel Fernández Presidente.

O sea que, a casi dos años de las elecciones, el país ha entrado ya en campaña electoral, con más o menos disimulo, pero en campaña elec­toral, con lo que eso representa para un país donde en lo fundamental, la lucha electoral es una lucha empresarial por el Presupuesto Na­cional, y poco más.

Y cómo por su nivel de desconfianza hacia la política, a la mayoría de los ciudadanos les im­porta poco las ideas o propuestas de los candi­datos, los dominicanos debemos prepararnos para continuar padeciendo los efectos de este nuevo mundo, donde todo lo importante, es de­cir, la democracia, los juicios, las tragedias y has­ta la muerte son apenas un espectáculo, desapa­recido ya el derecho y el respeto a la privacidad, donde todo es efímero, fugaz y pasajero.

Esta nueva realidad, que el desgaste de la democracia liberal, la crisis de calidad de la co­municación a partir del desarrollo tecnológico, -más la pandemia del coronavirus como colo­fón maldito- nos han traído, se va haciendo do­minante en el peor momento, justo y cuando el país se enfrenta al terrible desafío de un escena­rio internacional cada vez más adverso, en don­de los precios del petróleo y los commodities han provocado y seguirán provocando alzas en los precios de la canasta familiar, en los combus­tibles y de manera indirecta hasta en la tasa de los prestamos bancarios. Si algo nos faltaba, su­mémosle a todo esto lo que significará la apli­cación del postergado aumento a las tarifas del servicio eléctrico. ¡Zafa!

El que vivimos es el peor momento para ini­ciar una campaña que solo sirve para distraer los esfuerzos de los funcionarios del gobierno, y radicalizar a la oposición, lo que en la cultura política dominicana significa tirarse a matar “y no desde Lo Molino”, pues en campaña “vencer no es importante… porque es lo único que im­porta”, ya se encargará la historia de acomodar los hechos. Al fin, aquí, cuando se trata de la pa­tria, el futuro siempre puede esperar.

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