EL BULEVAR DE LA VIDA
Las Dunas de Baní y Fuenteovejuna
Ocurre en cualquier gobierno, ha ocurrido siempre: El Ministerio de Medio Ambiente se despista o lo despistan, y una vez más vuelven los facinerosos a depredar Las Dunas de Baní, que además de ser un área protegida, están en un área militar que por lo mismo tiene que ser propiedad del Estado dominicano.
El asunto es que cualquier día, una denuncia de la reactivación del saqueo de Las Dunas llegará al Listín Diario que dirige un Franjul y Bucarelly.
Estallará el escándalo. Crecerá la indignación popular, mientras el video con las imágenes del pillaje arde en las redes sociales y todos los medios de comunicación.
Mediáticamente acorralado, el ministerio de la cosa actuará, y al otro día el Listín Diario publicará su titular más repetido de sus 131 años: “INTERVIENEN LAS DUNAS DE BANÍ Y OCUPAN EQUIPOS”.
El Ministerio se auto aplaudirá por su acción, que consistirá en muchas fotos, videos varios, y el apresamiento momentáneo de unos choferes y sus auxiliares (nunca los jefes de las bandas), y la momentánea ocupación de unos camiones que en pocos días volverán a manos de sus propietarios ¿?… como tantas otras veces.
Ante la “valiente” y “heroica” acción oficial, los banilejos –ilusos e ingenuos–, nos entusiasmaremos, saludaremos agradecidos la acción, y hasta llegaremos a creernos que habitamos en una selva de neón y turistas con algún mínimo nivel de institucionalidad, de respeto a las leyes.
Este sentimiento se mantendrá en el espíritu banilejo hasta que el próximo saqueo lo regrese a la realidad de nuestra arrabalización institucional y nuestra sempiterna impunidad.
Y se seguirá rizando el rizo y rodando seguirá la rueda, hasta que un día la indignación popular tocará fondo, y el señor Diablo, de tanto sobar a su hijo (protegerlo) le habrá sacado los ojos. Habrá sangre y arderán camiones, como si fueran viejas cartas de amores sin olvido.
Ocurrido el hecho, en unas horas aparecerá el Estado dominicano con todos sus ministerios, sus fuerzas represivas y sus fiscales para condenar el justiciero acto ilegal pero legítimo y moralmente correcto, la versión banileja del Fuenteovejuna de Lope de Vega, que será exhaustivamente investigado, y sus autores (que seremos todos), encarcelados, sometidos y definitivamente condenados. ¡Pobre país que de tan rico y recuperado, no es capaz, siquiera de proteger a la santa madre tierra, la Pachamama y sus altares milenarios! (“Ay, país, país, país”).