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Con Abinader, 2022 será mejor que lo previsto por el BM

Con casi +13% de empleos res­pecto a diciem­bre del 2020, en noviembre del 2021 quedó claro que la economía dominicana había repuntado integralmente, co­mo señaló el Banco Central en su Informe Económico pro­visional de cierre de año. En ese documento cifró el creci­miento del PIB nacional en +12.1% respecto al 2020 y de +3.9% entre los meses de septiembre del 2019 y 2021, datos ya ponderados.

En términos monetarios, según las estadísticas de la Te­sorería de la Seguridad Social (TSS) que con tanto celo co­lecta, cuida y suple el Director de esa entidad, señor Henry Sadhalá Dumit y su equipo, hubo crecimientos en el em­pleo y el salario promedio na­cionales. La masa salarial na­cional creció +RD$9,961.5 millones, de diciembre del 2020 a noviembre del 2021, informaron.

Es decir, +20%, un nivel significativo, donde el salario promedio fue, en igual período, +7.6%, igualando la inflación acumulada y eviden­ciando que la política salarial nacional se había enfocado en proteger la capacidad de demanda del salario ante los efectos económicos de la cri­sis, especialmente sobre el Ín­dice de Precios al Consumidor (IPC).

Pocas administraciones na­cionales han otorgado pari­dad al binomio salario-infla­ción en el diseño de políticas monetarias y en la gestión del empleo y el salario. Y ninguna se había propuesto armonizar de forma sustentable las varia­bles de ese sistema.

Queda evi­denciado el celo que la gestión laboral y económica del Pre­sidente Luis Abinader ha es­tado pendiente de mantener para propiciar un crecimiento traducible en ganancia o per­manencia del ingreso, enten­dido como sostenibilidad del poder demanda de los traba­jadores, del salario, mediante el incremento del sueldo pro­medio hacia la compensación. Es el resultado de dos políticas públicas importantes: la mo­netaria y la salarial. Vincula­das ambas a la seguridad so­cial, entendida como sistema de bienestar.

Pese a tales positivos des­empeños, nubarrones proce­dentes del entorno externo, incluyendo macro económi­cos, desean cernirse sobre la economía. Los advierte el Ban­co Mundial (BM), cuyas pers­pectivas económicas para el 2021 avizoran una “merma” en nuestro crecimiento, ci­frándolo en +5.4%.

Realmente no se trata de una reducción del crecimien­to sino del regreso superado al resultado económico pre-pan­démico.

Recordemos que, pese a la alharaca opositora, el año 2019 cerró con un PIB de +5.1%. El anticipado ahora es +0.3% que aquél. Constituye una cifra alentadora que a to­das luces no debe tomarse co­mo resultado fatal sino como lo hasta hoy previsible.

Sin embargo, no tiene que ser así. Los dominicanos sa­bemos que nuestros actos for­jan nuestro destino; que so­mos responsables de nuestras acciones. Ese conocimiento, derivado en convicción y lí­nea-fuerza, debe acicatear las gestiones públicas y privadas para que a fin de año 2022, ca­da uno haya crecido >5.1%.

Si todos crecemos más, di­sipando distracciones, con­centrados en metas que supe­ran lo actualmente previsto por del Banco Mundial, lo lo­graremos: podemos crecer so­bre 5.1%. Más que 5.4%.

Con tal motivación inicie­mos. El presidente Abinader, como líder nacional, invitó a focalizarlo. El 2022 será un buen año, dijo. Asumiendo con pasión y convicción es­te pronóstico y motivación proponemos superarlo: ha­gamos del 2022 un año ex­traordinario. ¡A trabajar, do­minicanos!.

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