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MIRANDO POR EL RETROVISOR

Depresión y la angustia de sentirse solo

En el año 1987, Manuel Alejandro compuso, arregló y produjo un álbum para el famoso y galardonado cantante español Julio Iglesias, cuyo tema central es la canción “Un hombre solo”.

Iglesias se sintió en ese momento sumamente identificado con el tema musical que retrata a un hombre con fama, dinero, amigos, millones de admiradores en el mundo entero y aparentemente feliz, pero que pese a todo se siente solo.

Una parte de la canción expresa “Lo tengo todo completamente todo, mil amigos y amores y el aplauso de la noche. Lo tengo todo completamente todo, voy por la vida rodeado de gente que siento mía. Voy de abrazo en abrazo, de beso en risa, me dan la mano cuando es precisa, la loca suerte besa mi frente por donde voy. Pero cuando amanece y me quedo solo, siento en el fondo un mar vacío, un seco río, que grita y grita, que sólo soy, un hombre solo, un hombre solo, un hombre solo”.

Traigo el tema musical a colación a propósito de que el suicidio y su principal detonante, la depresión, sean solo tema de interés cuando toca a las puertas de una figura pública.

No se trata simplemente de mentes fuertes y débiles, como me comentó alguien cuando evaluábamos los efectos tan dañinos de la depresión, uno de los trastornos mentales más complejos que puede enfrentar un ser humano.

Fama, dinero, poder y reconocimiento no te eximen de padecerla. Puedes derrochar felicidad, optimismo e insuflar esperanzas a personas que te rodean, cuando en realidad estas pasando por una depresión más severa que ellas. Los profesionales de la conducta la llaman “depresión enmascarada”.

Puedes también recibir muestras de cariño y aprecio por doquier, pero igual sentirte ignorado y hasta despreciado.

Estar rodeado de gente –como versa la citada canción- que asumes muy tuya, pero sentirte solo, triste y abandonado.

La depresión se incuba en tu ser como un enemigo silente, hasta que un detonante –deterioro de la salud, problemas económicos, una ruptura sentimental o una crisis existencial- contribuyen a que se irradie con todo su poder desgarrador.

El suicidio, mayormente a causa de depresión, toca las puertas de un promedio de 575 familias cada año en el país. Seguirá matando tanta gente como los accidentes de tránsito o cualquier enfermedad catastrófica, pero sin provocar aspaviento.

Fuimos testigos, el 4 de julio de 1982, del doloroso episodio de un presidente de la República en pleno ejercicio y la pasada semana de un expresidente del Senado, víctimas de la depresión.

La salud mental requiere ser colocada como una prioridad de las políticas gubernamentales en el sector. Quienes padecen diversos trastornos mentales se sienten emocionalmente solos y al mismo tiempo desamparados por un sistema de seguridad social excluyente.

El entorno también ignora o se le dificulta identificar las señales de un depresivo, hasta que un suicidio le muestra cuan ajeno estuvo a las angustias de un familiar o amigo que solo necesitaba empatía y ser escuchado.

Si la persona no se queja es un síntoma de que todo está bien. Sin embargo, obviamos que un depresivo habla hasta con su silencio.

Como dice otro estribillo de la canción compuesta por Manuel Alejandro para Julio Iglesias: “Vivo en un mundo que flota como el humo, ni una pálida sombra ni un quejido en mi boca”.

Una persona puede sentirte muy sola, aunque lo tenga todo y aparentemente lleve una vida feliz.

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