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EL INFORME OPPENHEIMER

¡No a la bienal de La Habana!

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ANDRÉS OPPENHEIMERSanto Domingo

Una petición de artistas cuba­nos a la comu­nidad artística internacional para boicotear la Bienal de La Habana del 12 de noviem­bre está recibiendo un apoyo sin precedentes de algunos de los artistas cubanos más conocidos, y de organizacio­nes internacionales de dere­chos humanos. A la luz de la escalada represiva contra los artistas en la isla, es una pro­testa que merece el apoyo de todos.

La petición para no parti­cipar en la muestra de arte organizada por el gobierno cubano, uno de los eventos culturales más conocidos de Cuba, fue lanzada reciente­mente en sus redes sociales por la artista de performance visual Tania Bruguera, la ar­tista multimedia Sandra Ce­ballos y varios otros artistas cubanos.

Muchos de los que se unie­ron a la iniciativa #NoaLa­BienaldeLaHabana han veni­do criticando a la dictadura cubana desde hace tiempo. Pero ahora, tras la brutal re­presión de las protestas calle­jeras del 11 de julio que resul­taron en unos 500 arrestos arbitrarios, se les han suma­do algunos artistas reconoci­dos internacionalmente que hasta hace no mucho tiempo participaban en las muestras de arte de Cuba.

Quizás el más importante sea Tomás Sánchez, un pintor hiperrealista cuyas obras se venden en casas de subastas de Nueva York y Londres por hasta $650,000, y cuyas pin­turas están en el Museo Na­cional de Bellas Artes de Cu­ba y, según testigos, incluso en el Palacio de la Revolución.

Sánchez, quien vive en Costa Rica pero hizo una muestra en La Habana en 2015 y visitó la isla por últi­ma vez en 2017, anunció en su página de Facebook que se suma al boicot.

En una entrevista telefóni­ca, Sánchez me dijo que “yo nunca había roto cultural­mente con Cuba, y siempre me mantuve participando en muestras colectivas, y me mantuve en contacto con ins­tituciones culturales como el Museo Nacional y el Centro Wifredo Lam“. Agregó que había hecho una muestra en la isla en el 2015 porque es­peraba una apertura de Cuba tras el restablecimiento de re­laciones con Estados Unidos del presidente Barack Oba­ma, pero que con el tiempo se desilusionó por la falta de cambios positivos en la isla.

“Ahora, me sumé al mo­vimiento #NoalaBienalde­laHabana porque no es el momento de hacer una cele­bración del arte en medio de la represión, la cantidad de artistas presos todavía y la au­sencia completa de libertad de expresión en Cuba,” me dijo Sánchez.

Según la organización de derechos humanos Human Rights Watch, hay cinco ar­tistas cubanos presos y más de 30 otros que están bajo “arresto domiciliario de fac­to”. Eso quiere decir que tie­nen un policía en la puerta, que les dice que no pueden salir de su casa, a pesar de que no tener órdenes de arresto en su contra.

Los cinco artistas encarce­lados incluyen a Luis Manuel Otero Alcántara, artista visual y líder del Movimiento San Isidro de artistas cubanos, y los músicos de rap Maykel Castillo Pérez y Randy Arte­aga.

Bruguera, una de las prin­cipales promotoras del boi­cot, dijo en una carta firma­da por cientos de artistas y críticos de arte en el sitio web hypermediamagazine.com que “Decimos NO a la participación, la presencia en y el apoyo a la XIV Bienal de La Habana, porque he­mos agotado otros medios para continuar nuestros es­fuerzos para liberar a nues­tros compañeros”.

José Miguel Vivanco, direc­tor para las Américas de Hu­man Rights Watch, me dijo que “el régimen cubano his­tóricamente ha tratado de limpiar su imagen con even­tos culturales como este. No debemos permitir que con­tinúe con esta práctica en un momento cuando hay dece­nas de artistas cubanos en la cárcel”.

Vivanco agregó que el lla­mado de los artistas cuba­nos a boicotear la Bienal es una “excelente idea”, y aña­dió que “pedimos a todos los artistas extranjeros que re­chacen la invitación a parti­cipar”.

Estoy de acuerdo. Normal­mente, yo diría que los artis­tas en regímenes represivos deberían aprovechar cual­quier espacio posible para ex­presarse. Pero en la Cuba de hoy, una dictadura que encar­cela a artistas por su forma de pensar, participar en este evento equivale a respaldar a una dictadura cada vez más decrépita y brutal. Este even­to no es digno de la participa­ción de ningún artista que se respete, ni de ningún amante del arte.

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