Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

POLÍTICA Y CULTURA

Historia circular versus historia en espiral

Evidentemente se han produ­cido cambios sensibles en la cultura políti­ca predominante, a la luz de permutas sustanciales de po­líticas de Poder, que implican remoción del concepto de la historia en espiral.

Esto envuelve la necesi­dad de un debate profun­do, que nos permita abor­dar la crisis social que vive la humanidad, entrelazada a fenómenos graves de me­dio ambiente, calentamien­to global, contaminación de los mares, entre otros. Las injusticias sociales siguen a la orden del día. Todo el sis­tema polivalente de domi­nación, prolonga su hege­monía, sobre la base de las más disimiles formaciones y alianzas políticas regiona­les, religiosas y culturales. El mundo que emergió so­bre los restos fuliginosos de la Segunda Guerra Mundial, ya no es más que el reflejo de un tiempo datado por la po­larización de bloques hege­mónicos. Ese mundo quedó atrás. Era entonces la lucha entre “el mundo que nace y el mundo que muere”. Sus últimos cartuchos fueron dis­parados en el “Mayo francés del 68” y en la caída del co­mandante Guevara en las selvas bolivianas. El sorpren­dente arribo del fanatismo religioso, cuyas jornadas ló­bregas en el Medioevo retu­vieron el desarrollo huma­no, se consolida hoy a nivel de políticas de Estado en el Medio Oriente y en Asia, ati­zado por mandatos mágicos de fieles, profundamente en­troncados en la siquis com­prometida de la búsqueda existencial primaria, convir­tiendo jornadas sangrientas en mandatos superiores de purificación y escogencia de eternidad.

Las hordas que extermi­nan poblaciones bajo una oblación perversa de puri­ficación y de terrorismo, no tienen sesera ni espectros suficientes para insuflar el amor como sistema de con­vivencia.

A este panorama de insufi­ciencia moral se unen la tec­nología, los logros científicos y cibernéticos más especta­culares. La llamada “era di­gital” ha incorporado a mi­llones de seres a un progreso real, cuantificable, pero cie­go, sin subordinación ética.

El resultado no es la liber­tad sino el libertinaje, la im­pudicia más severa, la sordi­dez desafiante, el concepto de la libertad como desenfre­no y desacato a los convenios estatuidos como reglas, para garantizar el respeto y la dis­tancia necesaria de la moral pública, la democracia co­mo mojiganga. El animal pri­mordial que somos, recupe­ra su accionar perverso bajo la idea de que todo está per­mitido, el lenguaje ríspido se sustenta en la capitulación de toda exigencia de gramá­tica y contenido. La reflexión que requerimos es rehacer el pensamiento humano desde una perspectiva diferente.

Escribir de nuevo la histo­ria. ¿Qué ha pasado? El ser humano convalidando las etapas del desarrollo eco­nómico no ha podido tras­formar sus egoísmos y for­jar una criatura superior, la sigue buscando en los cielos como resignación y peniten­cia. Al perder la utopía como renacimiento, perdió la fe en su propia capacidad de crear mundos superiores, y asu­mió la lenidad de saciar sus instintos, que lo ha converti­do en máquina de producir, dándole al egocentrismo su trono de avaricia. Los valo­res de la justicia, la libertad, la igualdad, la fraternidad, proclamados una y otra vez por las doctrinas del bien, no tienen caducidad. Reitero que es necesario convocar la reflexión crítica sobre el rumbo ciego de este tiempo, regresar a los valores primi­genios y salvarnos del caos moral que nos asedia, o sea, escapar de la historia circular y optar por la historia en es­piral.

Tags relacionados