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EL BULEVAR DE LA VIDA

Civilizados... como los animales

Ante la muerte de una ciudadana a mano de uno de sus agentes, la Policía Nacional debió informar lo que a los pocos minutos del hecho ya sabía: que no se trató de una acción de una de sus patrullas, sino de un acto personal de uno de sus miembros quien a la hora de la tragedia no estaba de servicio.

Por ahí debió comenzar el trabajo comunicacional e investigativo de la institución, y no con el lamentable informe donde da como buena y válida la versión ofrecida por el posible asesino... y caso resuelto.

Esta vez no se trató de la tradicional ejecución de un supuesto delincuente (siempre barrial y marginado) a manos de una patrulla policial, sino de un conflicto por un accidente de tránsito menor, que el agresor fue incapaz de resolver con la palabra o las leyes.

La tragedia, por repetida, conduce a una lapidaria pregunta: ¿Y qué vamos a hacer los dominicanos con un país de violentos por falta de educación doméstica, ausencia de modelos a seguir, por desigualdad social, por carencia de inteligencia emocional para resolver conflictos.... o todas las anteriores?

En esta ocasión, no fue la Policía quien actuó, sino un ciudadano que a ella pertenece, lo que viene a expresar la gravedad de lo que estamos viviendo. Y es que, si un choque sin heridos de mínima gravedad generó en este ciudadano la irá suficiente para perseguir, romper un cristal del auto y luego asesinar a la conductora, una mujer desarmada y acompañada de su hija, entre gritos... entonces, #eserdemonio

Ojalá y el problema de la desmadrada violencia fuera de control que golpea la sociedad dominicana en cualquier parte, fuera únicamente cosa de una Policía Nacional con miembros violentos, algunos de vocación homicida; ojalá, pero no. La Policía es violenta, porque ella es la expresión de los valores o más bien de los antivalores predominantes en esta sociedad, donde la decencia se confunde con cobardía, donde el abuso se premia con la impunidad, y casi todos llevamos escondido un Trujillo que aparece en momentos de conflictos, ira e indignación, como una vez más ha ocurrido.

He ahí al hombre lobo del hombre incapaz de ser civilizado como los animales, que solo son violentos por temor, por alimentos o en defensa propia.

“Cuentan que cuando Dios creo el mundo dijo que era bueno... que diría ahora”.

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