El alcohol y la conducción, una mala combinación

Un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que las muertes por accidentes de tránsito continúan aumentando, con un promedio anual de 1,35 millones de decesos.

El informe de la OMS sobre el estado mundial de la seguridad vial 2018 destaca también que las lesiones causadas por el tránsito son ahora la principal causa de muerte de niños y jóvenes de 5 a 29 años.

Plantea que el uso nocivo del alcohol desafía al desarrollo social y económico de muchos países, incluidos los de las Américas. El consumo de alcohol en las Américas es de aproximadamente un 40% mayor que el promedio mundial.

En general, la población en las Américas consume alcohol en un patrón que es peligroso para la salud. Este tipo de consumo de riesgo se asocia con diversos daños a la salud y sociales, que incluyen más de 200 condiciones (enfermedades no transmisibles, trastornos mentales, las lesiones y el VIH), así como la violencia doméstica, la pérdida de productividad, y muchos costos ocultos, refiere el órgano de Naciones Unidas

¿Por qué siguen ocurriendo este tipo de situaciones?

Entre nuestros jóvenes, hay cada día más muertes, más amputaciones y más discapacidades por consumo de drogas, mayormente causadas por una droga socialmente aceptada, el alcohol, presente en las casas como si de una vitamina se tratara.

Esto lo permitimos todos aquellos que de una manera u otra la consumimos, y no pretendo asumir mi responsabilidad, pero el sistema hace justo lo contrario a lo acordado por la Oficina Panamericana de la Salud que dice exactamente: “La OPS se esfuerza para ayudar en la formulación de las políticas y las intervenciones de salud pública dirigidas a reducir el uso nocivo del alcohol basándose en objetivos claros de salud pública, las prácticas efectivas, y el conocimiento mejor disposición existente. Trabajamos con los países para elaborar y aplicar estrategias para vigilar los problemas relacionados con el alcohol, colaborar con los países en el desarrollo y aplicación de políticas eficaces, y promover la investigación. Los temas transversales prioritarios del programa incluyen: género, derechos humanos, la promoción de la salud y los servicios de atención primaria de salud”.

Lamentablemente en los países de la región no se invierte en prevención y promoción de la salud, más bien se promueve el consumo.

¿Cómo no consumir esta droga si está presente hasta en la comida dominguera donde la abuela?

¿Qué estamos haciendo como sociedad para que esta pandemia acabe? O por lo menos disminuya, pues nada, seguir la corriente del agua, perdón, del alcohol.

Como no asumamos que nuestra salud depende de nosotros y seamos conscientes de lo que consumimos, seguirán estas cifras tan alarmantes y, sobre todo, los gobiernos y las industrias seguirán lucrándose a costa del consumidor.

Somos unos títeres con un alto grado de desconocimiento de los daños que ocasiona el alcohol consumido, pero que a la larga nos pasará factura, ya que la ignorancia es muy atrevida y sobre todo peligrosa.

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