UMBRAL
Hechos de 1979 que configuraron el mundo actual
La convergencia de acontecimientos en 1979, marca a ese año como clave para el inicio de los cambios que se han producido en el escenario geopolítico, pues a la Crisis de los Rehenes de noviembre de ese año que trajo a Ronald Reagan debido al provecho electoral que sacó a la situación, y sus posteriores reformas de impacto global, se le une la invasión del Ejército Rojo a Afganistán, la que puso en evidencia la decadencia de la URSS y que, definitivamente, contribuyó mucho con su aceleración.
El hecho menos notable en términos mediáticos y que se suma a los dos mencionados, es el que impulsó Deng Xiaoping en China; aquellas reformas estructurales que dieron apertura a los mercados desde un esquema de Estado fuerte capaz de controlar las distorsiones que éste genera desde la interioridad de su naturaleza, expresada en las ganancias, en su afán por maximizarlas; porque el fin es la generación de riquezas como propósito en sí mismo para lo que se instrumentaliza a los individuos, contrario a la lógica de lo que el gigante asiático ha definido como Economía Socialista de Mercado, cuyo centro de atención es la gente; esto es, poner a la economía al servicio de los seres humanos y no a los seres humanos al servicio de la economía, como se plantean las políticas neoliberales que, por esta dinámica propia de su esencia capitalista, coloca a los dueños del capital por encima de las instituciones que pasan a estar al servicio de sus intereses.
A partir de entonces -1979- Estados Unidos inició su aceleración hacia la unipolaridad, la URSS el declive hasta su desintegración y China su camino hacia el frenesí económico; una ruta que comenzó a transitar a pasos tan acelerados que Ted Fishman, en su libro “China S.A / Cómo la nueva potencia industrial desafía al mundo”, publicado en 2005, inicia la introducción afirmando que China hoy día “está en todas partes”.
Y tan en todas partes estaba para entonces, que en el capítulo 6 afirma que “ahora que los chinos viajan por todo el mundo en gran número, a menudo regresan a su casa con la agridulce percepción de que todos los “souvenirs” que hay en el extranjero están fabricados” en su país. Y es que, como asevera en la citada introducción: “Propulsada por el sistema económico a gran escala que más rápidamente cambia, influye en nuestras vidas como consumidores, trabajadores y ciudadanos”, e insiste diciendo que “las palabras MADE IN CHINA son tan universales como el dinero” e invitaba a leer las noticias que a diario publican los medios para que veamos -como lo vemos ya- que algo grande le viene a China .
Describió a China como la gran fábrica de ropa y zapatos del planeta, mientras advertía que a medida que el gigante iba ascendiendo en el ámbito de la tecnología se convertía en el fabricante más grande del mundo de la electrónica y, ya para entonces, fabricaba más televisores, reproductores de DVD y teléfonos móviles que cualquier otro país. Señalaba también el hecho de que China de manera sorprendente se introducía “con celeridad y pericia en la producción de biotecnología y ordenadores”. Esta descripción lo condujo a asegurar que ningún otro país había registrado antes “una tendencia mejor escalando todos los peldaños del desarrollo económico de una vez”.