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EN SALUD, ARTE Y SOCIEDAD

El drama aterrador del envejecimiento y la memoria

Generalmen­te se cree que con la edad se pier­de todo ti­po de capacidades. Espe­cialmente las cerebrales, en el centro de comando vital. Allí, sin embargo, parece que, junto a las pérdidas, hay otras ga­nancias.

Al menos eso se coli­ge de lo que afirman los neurólogos.

Es que, estudios científi­cos recientes indagan qué tanto pierde el cerebro con el tiempo. Tema de interés ante el drama vital de en­frentar el deterioro físico y mental, con sus secuelas harto conocidas.

Aterra pensar que se pueda perder la me­moria y se realizan to­do tipo de acrobacias mnemotécnicas para mantener los recuerdos, para que pervivan las si­napsis y salvaguardar la imprenscindible fa­cultad de acceder hasta los múltiples y variados cajones donde pernoc­tan los recuerdos que se decidió —y se desea— conservar, porque los que no importan des­aparecerán poco a poco, sin establecer priorida­des yq que el cerebro sa­be que valen un bledo y con tal grado de impor­tancia los trata.

El tema es que “Los cambios cognitivos, co­mo el olvido leve, sue­len ser una parte normal del envejecimiento”, ad­vierten los estudiosos, según Sharon Reynolds, quien compendia una se­rie de artículos relacio­nados al tema, en el sitio de los Institutos Naciona­les de Salud de los Esta­dos Unidos, en la edición de anteayer, 31 de agosto (2021).

Sorprende, sin embar­go, que el cerebro parez­ca decir: Oye, olvida esos recuerdos y aprende co­sas nuevas, para las que podría mantenerme fun­cional. “Los adultos ma­yores pueden encontrar que les lleva más tiem­po recordar un hecho o aprender una nueva ha­bilidad”, afirma ese au­tor. De aquí que conti­nuen odiando quienes odian.

Y el terror mayor: el Alzheimer. No sólo au­menta con la edad: quie­nes lo padecen duplican “aproximadamente cada 5 años después de cum­plir los 65 años”.

Aunque se piense que “todas las funciones ce­rebrales disminuyen con la edad”, el autor afirma que “Las habilidades cog­nitivas que requieren una práctica constante, como la comprensión y el uso del lenguaje, suelen estar bien conservadas” lo cual —agrega— está llevan­do a los investigadores a preguntarse “si algunas habilidades cognitivas pueden mejorar” entre los envejecientes.

Eso tratan de determi­nar los doctores João Ve­ríssimo (Universidad de Lisboa, en Portugal) y Mi­chael Ullman (Universi­dad de Georgetown, en Estados Unidos).

Ellos “estudiaron a más de 700 adultos mayores de 58 a 98 años”, par­te del “Entorno Social” y “Biomarkers of Aging Study” en Taiwán, explo­rando la relación entre “los desafíos de la vida y la salud mental, física y cognitiva en la vejez”.

En este, los participan­tes “realizaron pruebas computarizadas de tres aspectos de la atención”: 1) la alerta), b) orien­tación y c) control de la atención y del interés.

El resultado: aunque “el aumento de la edad se asoció con tiempos de respuesta más lentos” y “menor atención a la in­formación entrante”, otros dos aspectos de la atención mostraron me­joras con la edad: “mayor eficiencia en su capaci­dad para orientar la aten­ción hacia diferentes ob­jetos” y para “ignorar las distracciones que los par­ticipantes más jóvenes”.

Los años enseñan que no hay tiempo que per­der.

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