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EL INFORME OPPENHEIMER

Biden podría endurecer medidas hacia Cuba, Venezuela y Nicaragua

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Andres OppenheimerSanto Domingo

Mi humilde —y nada segura— predicción es que pre­sidente Joe Biden va a tratar de proyectar una imagen de fuerza para contrarrestar las críticas de que mostró debi­lidad en la retirada de tropas estadounidenses de Afga­nistán, y que eso se traduci­rá en un endurecimiento de sus políticas hacia China, Ru­sia, Cuba, Venezuela y Nica­ragua.

Claro que esta teoría va en contra de lo que dicen mu­chos analistas. La opinión mayoritaria es que la retira­da de Afganistán ha proyec­tado una imagen de debili­dad de Biden y de Estados Unidos, que envalentonará a los adversarios de Washing­ton en el mundo.

Por ejemplo, el exasesor de seguridad nacional de Trump, John Bolton, me dijo en una entrevista que men­cioné en mi columna ante­rior que Cuba, Venezuela, Nicaragua y sus aliados “se reanimarán” por la mal eje­cutada partida de las tropas de Estados Unidos de Afga­nistán.

“Creerán que tienen una ma­yor libertad de acción,” debi­do a la percepción de debili­dad de Estados Unidos, me dijo Bolton. “Y creo que otros regímenes en el continente, estoy pensando en el de Perú en particular, sacarán la mis­ma conclusión”.

Bolton admitió que la retira­da estadounidense de Afga­nistán fue un fiasco de “Bi­den y Trump”. Trump había pedido la salida total de las tropas estadounidenses pa­ra el 1 de mayo de este año, y había hecho un acuerdo muy criticado con los taliba­nes en 2020.

Varios líderes de la oposición venezolana y cubana con los que hablé en días recientes no están de acuerdo con la idea de que el fiasco de Afga­nistán envalentonará a los enemigos de Estados Uni­dos. Por el contrario, dijeron, esto puede obligar a Biden a ser más duro con las dictadu­ras de Cuba, Venezuela y Ni­caragua, para contrarrestar las críticas de que es un blan­do en política exterior.

“Biden es visto como un pre­sidente débil en este mo­mento, y él lo sabe”, me di­jo Seth G. Jones, un analista del Centro de Estudios Es­tratégicos e Internacionales (CSIS) de Washington D.C. “Está especialmente preocu­pado de ser visto como débil con China, pero eso también podría extenderse a América Latina”.

En efecto, me resulta muy difícil creer que Biden quie­ra volver a amigarse con Cu­ba en la nueva realidad post-Afganistán, y después de las protestas masivas del 11 de julio en la isla.

Tan recientemente como en marzo, 80 demócratas en la Cámara de Representantes habían enviado una carta a Biden pidiéndole “enfoque más constructivo” con el ré­gimen de la isla. Eso no era muy factible que ocurriera en ese momento, pero lo es mucho menos ahora.

De hecho, Biden ya ha esta­do endureciendo las sancio­nes contra Cuba. El 19 de agosto, Biden anunció otra ronda de medidas para con­gelar los activos e imponer prohibiciones de viaje a otros tres funcionarios cubanos in­volucrados en abusos contra los derechos humanos. Y el 9 de agosto el New York Times escribía que Biden “ha sido más duro que Donald Trump con el gobierno de la isla”.

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