Los extraños

La expresión latina penitus extra­nei designa en el Derecho Civil a los completamente extraños, esto es, a los terceros, que son todos cuantos han quedado aje­nos a una convención o contrato. Bien pue­de aplicarse la expresión a los extraños a la familia que por afinidad se integran a ella pero no siempre en los mejores términos.

Estos terceros que llegan a la familia son considerados parte de esta, sin embargo a veces son fuente de división y hasta de pro­piciar enemistades y alejamientos descon­siderados.

De la experiencia obtenida en estas dis­funciones familiares consideran algunos estudiosos que tienen su origen en diver­sas manifestaciones de la conducta huma­na tan difícil de predecir.

Las razones por la que ocurren estas in­cursiones mal intencionadas de estos ter­ceros varían, ya sea por un interés econó­mico, un egoísmo enfermizo y hasta un afán de sembrar el germen de la división para tener una principalía que nunca ha te­nido en su vida.

Es una desgracia cuando esos extraños logran penetrar en el entorno familiar tra­yendo descontentos y odios inimaginables. Constituyendo una circunstancia agravan­te cuando quienes generan estas adversi­dades se consideran facilitadores de la pa­labra de Dios y siervos responsables de comunicar un mensaje de paz.

De los extraños que llegan de tierras lejanas anunciando buenas nuevas hay que cuidarse, pues no se sabe hasta dónde puede extenderse su falsía y espíritu de hipocresía.